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El IVAC edita un volumen sobre la importancia de la prensa española de cine de los años treinta

  • El estudio, que forma parte de las colecciones de La Filmoteca, revisa la Edad de Oro de las revistas

  • El texto de Aitor Hernández Eguíluz ofrece una aproximación al fenómeno que sirvió para crear las primeras estrellas nacionales

El Instituto Valenciano del Audiovisual y Cinematografía, adscrito a la Conselleria de Cultura, acaba de editar un volumen obra de Aitor Hernández que revisa la Edad de Oro de las revistas dedicadas al cine en España.

El libro Testimonios en Huecograbado. El cine de la 2ª República y su prensa especializada (1930-1939), forma parte de las colecciones de La Filmoteca y ofrece una aproximación única al fenómeno de la prensa de cine en España durante los años treinta.

En él se constata como en pleno bienio negro, entre 1934 y 1936, se produjo el ‘boom’ del cine de la republica. Así se dio la paradoja de que en una época, que en principio se podría considerar como la menos apropiada para la consolidación de una cinematografía nacional, se produjo lo que varios críticos catalogan como la Edad de Oro del cine español.

De forma paralela, este periodo marca la cima de lo que Hernández denomina como la Edad de Oro de las revistas cinematográficas españolas. A lo largo de esta década los aficionados pudieron encontrarse con Arte y cinematografía, El Cine, Popular Film, Films Selectos, Nuestro Cinema, Cinegramas y Proyector, junto a una cuarentena de revistas cinematográficas de menor importancia.

En este sentido, Hernández relata en su libro que la eclosión de estas revistas fue importante “no ya por el número de revistas publicadas, que en el decenio anterior fue mayor, sino por la calidad y el nivel de las mismas y, sobre todo, por la diversidad de puntos de vista de la oferta, todo ello favorecido por el definitivo asentamiento de la práctica y la teoría fílmica que se verificó en aquellos años”.

Para el especialista, “las revistas contribuían decisivamente al mantenimiento de la mitología cinemática extranjera y a la progresiva creación de la nacional”. Como ejemplo de ello cita el caso del primer concurso convocado por Cinegramas, en el que se ofrecía como premio el vestido de novia que lució Imperio Argentina en la película La hermana de San Sulpicio (Florián Rey, 1934), “dándose mayor pábulo al glamour de una actriz nuestra antes que al de cualquier artista extranjera”.

Aitor Hernández es profesor de Lengua Castellana y Literatura en Enseñanza Secundaria e historiador cinematográfico. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza por el estudio que sirvió de partida para este libro, ha publicado artículos en revistas como Nickleodeón o El Cinéfilo.

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