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Cultura restaura la cúpula de la capilla del Beato Gaspar Bono

  • Patrimonio ha recuperado una de las obras arquitectónicas y pictóricas cumbre en el neoclasicismo valenciano

La directora general de Patrimonio Cultural Valenciano, Paz Olmos, ha visitado la restauración efectuada en la cúpula de la capilla del Beato Gaspar Bono y en la cubierta de la nave central de la Iglesia Parroquial de San Miguel y San Sebastián, así como las pinturas murales de la misma capilla, efectuadas con anterioridad.

La restauración ha sacado a la luz un espléndido conjunto pictórico al óleo, donde las pinceladas se fusionan en un armónico abanico de intensos amarillos y gamas carmesíes muy próximo a la pintura de Mariano Salvador Maella.

No obstante, permanece la duda sobre la autoría de estas pinturas murales entre Maella, pintor academicista durante el reinado de Carlos IV al que se deben numerosas intervenciones en Madrid (el Palacio de Aranjuez, la Casa del Labrador o el convento de San Pascual) y otro pintor valenciano, José Camarón, al parecer alumno de Maella.

La intervención comenzó con la restauración de las pinturas murales, estucos y dorados de la cúpula, con una inversión de 85.717,32 €. Estas pinturas murales presentaban múltiples problemas: fisuras y grietas en la cúpula, cristalización de sales solubles con pérdida de capa pictórica, degradación de los morteros con la consiguiente desunión de la capa pictórica, debilitamiento de los colores y oxidación de los barnices y suciedad generalizada que provocaba un oscurecimiento de la pintura.

La intervención en la cúpula comprendía el desmontado de las tejas, el arreglo y saneamiento impermeable de la base de éstas y de parte del tambor, superando las obras realizadas en los años sesenta, que cegaban las ventanas del tambor, con lo que se sumía a la capilla en un ambiente sombrío, menospreciando el efecto modulador de la luz natural.

Respecto a la reparación de la cubierta de la nave central, se ha tratado de instalar una línea de vida en la cumbrera de la nave central, el desmontaje de las tejas anexas a la zona hundida, la formación del tablero de la cubierta, el retejado con teja cerámica curva y la ejecución de dos catas para comprobar el estado del resto de la cubierta de la nave central.

Esta intervención ha supuesto una inversión de 143.227,53 € y ha recuperado una de las obras arquitectónicas y pictóricas cumbre en el neoclasicismo valenciano.

La Capilla
La Capilla del Beato Gaspar Bono fue construida a partir de 1786 por el arquitecto académico Joaquín Martínez. De planta circular cubierta con cúpula y camarín rectangular adosado, presenta la particularidad de estar sostenida por los muros, recreando las rotondas de la antigüedad clásica. Ordenada por un riguroso orden dórico, destaca la riqueza de mármoles, estucos y doradas volutas que acrecientan el aspecto solemne de este “panteón”. Sobre el tambor, con la alternancia de vanos y medallones, se levanta la cúpula, rematada por una esbelta linterna.

Desgraciadamente, el camarín donde se encontraban los restos del beato Gaspar Bono, ha sido destruido recientemente, rompiendo con ello la concepción espacial de la capilla, cuya primitiva disposición puede observarse en el diseño académico del arquitecto José Ribelles realizado en 1810, donde se evidencia claramente la rica concatenación de espacios.

La iglesia parroquial
Incoada como Monumento Histórico Nacional, la Iglesia Parroquial de San Miguel y San Sebastián es uno de los edificios más destacados de la cultura arquitectónica de la ciudad, compendio de italianismo y cultura matemática.

La fábrica del templo se inicia con toda solemnidad el 7 de septiembre de 1726, quedando concluida trece años después, en concreto el 29 de septiembre de 1739, fecha en que se realiza la traslación del Santísimo, acontecimiento descrito pródigamente en la crónica manuscrita del padre José Güel. De su prolongada construcción, sostenida con limosnas, censos y no pocas mandas pías, se hace cargo el maestro de obras José Padilla, artífice con una solida experiencia en las obras más importantes del momento, aunque su temprana muerte hace que sea asumida por su pariente Jaime Pinilla, maestro de obras a quien se debe la mayor parte de la fábrica del templo.

Esta iglesia, único vestigio del antiguo Convento de los Mínimos de San Francisco de Paula constituye, junto a la actual iglesia de Santo Tomás, el ejemplo más logrado del barroco novator (movimiento científico surgido en el siglo XVII en España) valenciano, modelo de italianismo donde concurre la tradición de Giacomo Vignola y la monumentalidad espacial del barroco romano.

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