La batalla más multicolor arrasa Valencia

Cientos de personas han participado este domingo en la 'batalla' más pacífica y multicolor de Valencia: la 126 Batalla de Flores que pone punto final a la Gran Fira de Juliol. En total, dos millones de claveles han sido las armas usadas por todos los participantes que se han volcado en esta batalla a pesar del calor de esta tarde.

Además 32 carrozas han desfilado en este acto que cumple 126 ediciones y que quiere hacerse aún más grande, tal y como ha informado el Ayuntamiento de Valencia: La Junta de Gobierno Local del consistorio aprobó el pasado viernes solicitar a la Generalitat valenciana que declare Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial este acontecimiento.

Sería un reconocimiento para este evento que levanta pasiones en grandes y pequeños que durante los minutos en los que dura este entrañable y vistoso enfrentamiento con una única arma: los clavelones. Paraguas, bolsas, gorras... todo tipo de recurso para defenderse en la batalla más pacífica de Valencia.

Cada edición más diseñadores se interesan para incorporarse al diseño de las carrozas. En este acto han desfilado también nueve coches ligeros, tripulados por miembros de varias asociaciones festivas y ciudadanas. Entre ellas se encuentran las preseleccionadas a la Corte de Honor de las Falleras Mayores 2017, representantes de los distintos sectores de la Junta Central Fallera, la Reina de las fiestas de Castelló, la Bellea del Foc de Alicante, altares de San Vicente, la asociación Jarit, el Ateneo Mercantil, o las fiestas populares de Patraix y San Marcelino, ha apuntado el consistorio.

Para el concejal de Fiestas, Pere Fuset, es un acto que es necesario potenciar: "A pesar de que la Gran Fira de València ha experimentado fases de reestructuración, en las últimas décadas, la Batalla de Flores ha conservado su preeminencia dentro de la feria, porque, además de clausurarla, ha mantenido vivo buena parte de su antiguo espíritu popular". En el acto han participado algunos concejales del Ayuntamiento de Valencia, no así el alcalde de la ciudad, Joan Ribó.

Este acto, introducido en 1891 por iniciativa de Pasqual Frígola, barón de Cortes de Pallás, empezó a celebrarse en el Paseo de La Alameda imitando unos combates lúdicos que se celebraban en Niza (Francia) durante sus fiestas de carnaval.