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Mónica Naranjo deja su firma más personal en Valencia

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  • La firma de discos se prolongó hasta las 6:30 de la madrugada

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A las cinco de la tarde, Mónica Naranjo descendió por las escaleras del Centro Comercial Gran Turia para entregarse durante horas a su público, tan numeroso como fiel. Una joven, que había llegado desde Almería para encabezar la cola casi 24 horas antes, era la primera en recibir el abrazo y la rúbrica de la gran diva de la música española.

Sí, de la música en general, porque ya se le quedó corto ser la reina del pop, del rock y de la lírica. Como si algún día quisiera hacer sus pinitos en el mambo o el reggaeton. Ella es la mejor, puede hacer lo que quiera con su voz… y lo sabe. Quizá por eso ha desplegado todo su talento en su último trabajo, Lubna, nacido de la ilusión y de las ganas, de la inspiración y de las entrañas, ignorando la obligación del mercado y la senda de lo fácil. En Lubna coquetea con todos los límites, con todos los registros, para acabar arrastrando al sorprendido oyente de la ópera al tango, del tango al flamenco y del flamenco al éxtasis. No es un disco comercial, no. Y sin embargo en pocos minutos se convirtió en número 1 de ventas. ¿Pero a quién le importan las frías cifras pudiendo deleitarse con el cálido abrazo del arte? Porque eso es Lubna, más que música, puro arte.

Ella es la mejor cantando, estamos de acuerdo. Pero sepan que hay algo que la supera: sus fans. Tras la valiente joven almeriense, unas mil personas, llegadas no sólo de la Comunidad Valenciana sino de los lugares más variopintos de España, como Mallorca, Sevilla o Jaén, acudieron al Centro Comercial Gran Turia a devolverle en forma de cariño toda esa emoción que Mónica Naranjo les lleva regalando durante años. Sus fans nunca la han abandonado, aun cuando ella sí lo ha hecho en determinados momentos de su carrera. Pero ayer bastaba con ver las sonrisas nerviosas, las lágrimas felices y la paciencia, tan infinita como la cola, para comprender que esa comunión entre la diva de la nación y su masa de seguidores es y será eterna e inquebrantable. La Doña, por su parte, exhibió su faceta más humana. Durante muchas más horas de las que algunos artistas aguantarían, ella se olvidó de que es una estrella inaccesible y se dedicó simplemente a querer y a dejarse querer. A veces ser diva es tan fácil…

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