Rafa Miró presenta en el Museo del Prado el Espistolario completo de Joaquín Sorolla
El Secretario Autonómico de Cultura destaca la importancia de estos textos para entender la trayectoria creativa del pintor
Miró ha estado acompañado por la bisnieta del pintor, Blanca Pons Sorolla, el nieto de Sorolla, Víctor Lorente Sorolla, así como por los coordinadores de la edición, Felipe Garín y Facundo Tomás.
Joaquín Sorolla dedicó su vida a pintar, pero también a escribir, y dos fueron los destinatarios principales de su correspodencia, su mujer, Clotilde García del Castillo, y su gran amigo Pedro Gil Moreno de Mora. El grueso de estas cartas que Sorolla envía a ambos a lo largo de su vida conforman los tres tomos “Epistolarios de Joaquín Sorolla” que de forma completa se presentan hoy, y por primera vez, en El Prado, coincidiendo con la antológica del gran pintor valenciano.
Los tres tomos, presentados por el Secretario Autonómico Rafa Miró, por Víctor Lorente Sorolla y Blanca Pons Sorolla- nieto y bisnieta respectivamente del artista- así como por los editores, Felipe Garín y Facundo Tomás, conforman un fresco perfecto para conocer la vida, opiniones y pasión de Sorolla por la pintura, aportando datos interesante para el investigador y el curioso, con numerosas ilustraciones de apoyo y numerosísimas notas al pie que informan al lector sobre detalles históricos de la vida y del panorama artístico de la época.
Para Miró, “la presentación del Epistolario de Joaquín Sorolla en el Museo del Prado, coincidiendo con su exposición antológica, es la forma que tiene la Generalitat de sumarse a lo que consideramos un extraordinario homenaje que se le está realizando al artista; un pintor que se ha convertido en seña de identidad del pueblo valenciano al tratarse de nuestro pintor más internacional y el que mejor ha sabido conectar con el público a lo largo de su prolífica producción, de ahí su éxito”.
Editados por la Generalitat en colaboración con Anthropos, los tres tomos de correspondencia con Gil Moreno de Mora y con su esposa Clotilde son fruto de la adquisición por parte del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana de gran parte de las cartas que el pintor envió a su amigo Gil (además de otras escritas por familiares y amigos): una colección que completa la que ya poseía el Museo Sorolla de las cartas enviadas por Pedro Gil a Joaquín Sorolla, además de la correspondencia de éste con su mujer Clotilde García del Castillo.
En total son más de 1.500 cartas las que conforman este epistolario con una riqueza histórica de valor incalculable. El análisis de estas cartas describe a Sorolla como “un hombre con dos líneas principales de preocupación: por una parte la salud y el bienestar con su familia; por otra la obsesión por pintar, la fiebre del color como experiencia estética”. Estas cartas hacen referencia muchas veces a cuadros y muchas de ellas van acompañadas de dibujos o breves apuntes lo que aumenta el valor documental y testimonial de las mismas y realza asimismo la extraordinaria capacidad creativa del maestro.
Según el Secretario Autonómico de Cultura de la Generalitat “quienes llevados por el afán profesional, o por la mera curiosidad, deseen conocer más de cerca los avatares vitales y profesionales del maestro, sin duda encontrarán entre estas páginas toda la información necesaria. Una información que, por otra parte es producto de las muchas horas de dedicación y estudio empleadas en la catalogación, restauración, transcripción, ordenación cronológica y comentario de estos valiosos testimonios documentales”.
“En este sentido, estamos ante un trabajo tan escrupuloso como llamado a ser una herramienta imprescindible para todo aquel que pretenda además conocer a fondo la idiosincrasia, la personalidad y hasta los perfiles psicológicos más sutiles de Joaquín Sorolla”.
La segunda y tercera parte de este epistolario recoge todas las cartas de Joaquín Sorolla (1863 – 1923) a su mujer, Clotilde García, escritas entre 1886 y 1919. Recogen una etapa de crecimiento para el artista como hombre y como pintor, y son una muestra de su amor al trabajo y a su esposa y familia, lo que supuso una enorme fuente de inspiración para sus cuadros.
