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Las colonias de aves que se alimentan de peces en las costas de l’Albufera registran cifras históricas

  • El Servicio de Devesa-Albufera lleva a cabo el censo de la población de aves del Parque Natural, cuya reproducción se ha demorado esta temporada por el retraso del cultivo del arroz

  • Las playas de La Devesa y los carrizales de L’Albufera de Valencia todavía albergan ejemplares reproductores de dos especies amenazadas

“Las colonias de cría de especies que se alimentan de peces marinos frente a las costas de L’Albufera, como el charrán común o el charrán patinegro, están mostrando muy buenas cifras de población y están sacando adelante sus pollos con éxito notable”, según los datos facilitados por el Servicio de Devesa-Albufera del Ayuntamiento de Valencia, que estos días lleva a cabo los trabajos de censo de la población reproductora de aves acuáticas en el ámbito municipal del Parc Natural de L’Albufera, en coordinación con la Oficina de Gestión Técnica del Parc Natural, la Generalitat Valenciana y la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife).

De la información recopilada se desprende que las condiciones ambientales de este año parecen haber motivado una importante presencia de fauna marina y, en particular, de charrán patinegro. Se ha contabilizado un número total de 2.012 parejas reproductoras, la segunda cifra más alta registrada para esta especie desde que empezó a criar en el Parque Natural de la Albufera en 1994.

El Concejal Delgado de La Devesa-Albufera, Vicente Aleixandre, ha manifestado hoy su satisfacción porque los índices de reproducción de las aves acuáticas “demuestran las importantes actuaciones que las Administraciones llevan a cabo de forma conjunta en este ecosistema para su mejora y preservación medioambiental”.

Entre las novedades de la presente temporada de cría se debe destacar el efecto que ha tenido el retraso con el que se están desarrollando las actividades del cultivo del arroz. Las lluvias registradas a finales de abril impidieron a los agricultores finalizar las labores de preparación de la tierra para la siembra del arroz. Por este motivo, la inundación de los arrozales ha sufrido un retraso de dos o tres semanas. Esto ha causado una demora en los procesos biológicos de las especies de animales y vegetales que ocupan el marjal cuyas poblaciones se desarrollan a lo largo del mes de mayo, tras la inundación de los arrozales. El retraso de este año se traduce en una baja productividad biológica y en una notable falta de alimento para las aves acuáticas que se alimentan en este ambiente.

Los censos preliminares indican unas reducciones en una tercera parte de la población reproductora de la gaviota reidora y en una cuarta parte de la población de pagaza piconegra, respecto de las cifras alcanzadas durante la temporada anterior. Estas dos especies, junto con otras que también han descendido, como la gaviota cabecinegra o la gaviota picofina, se alimentan de invertebrados acuáticos en los arrozales y tienen un importante papel en el control de plagas del arrozal, al ser grandes consumidoras de cangrejo americano, una especie exótica invasiva que abunda en los arrozales. Al igual que las gaviotas y la pagaza, las colonias de garzas blancas, entre las que se incluyen especies como la garceta común, la garcilla bueyera, la garcilla cangrejera y el martinete común, también han demorado la instalación de sus colonias, pero todavía no se dispone de resultados para establecer una comparativa con otros años.

Otra especie en la que se aprecia un importante descenso de población es el ánade azulón o coll-verd. Se trata de un pato por lo general muy abundante en la localidad que ha suspendido su actividad reproductora ante la falta de hábitat inundado para su alimentación. Los ánades suelen sincronizar su periodo de cría con la inundación del arrozal y se deberá esperar a que finalice el mes de junio para concluir si todavía han tenido ocasión de iniciar la puesta de sus nidos pese a las fechas de inundación tan retrasadas de este año.

Estas circunstancias corroboran la gran dependencia que la mayoría de aves acuáticas que crían en el Parque tienen de la inundación del arrozal, el ambiente que mayor extensión, 14.000 hectáreas, ocupa en el espacio protegido. El cultivo del arroz es una actividad agrícola tradicional practicada al menos desde finales del S. XV en el entorno de l’Albufera, responsable directo de las características ecológicas actuales de este territorio, y cuya continuidad resulta imprescindible para la preservación de este singular espacio natural y de la biodiversidad que atesora.

Mención aparte merecen otras especies que se alimentan en el mar, frente a las costas de L’Albufera. Las condiciones ambientales de este año parecen haber motivado una importante presencia de fauna marina y, por este motivo, las colonias de cría de especies que se alimentan de peces marinos, como el charrán común o el charrán patinegro, están mostrando muy buenas cifras de población y están sacando adelante sus pollos con éxito notable.

Este año, la brigada de Calidad Ambiental del citado servicio municipal está colaborando en el censo coordinado por la Generalitat Valenciana de dos especies con poblaciones amenazadas en la Comunitat Valenciana. Se trata del chorlitejo patinegro, un limícola que depende de playas con sistemas dunares bien conservados, y del bigotudo, un insectívoro que habita extensas masas de carrizales. Todavía no se dispone de datos definitivos, aunque se ha podido confirmar que las playas de La Devesa y los carrizales de L’Albufera de Valencia todavía albergan efectivos reproductores de ambas especies.

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