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Ripoll destaca que el IVC+R es uno de los pocos institutos en España que restaura orfebrería

Ripoll destaca que el IVC+R es uno de los pocos institutos en España que restaura orfebrería
  • En la presentación de la restauración del frontal de altar de la Real Parroquia de San Andrés de Valencia

  • El objetivo de la restauración ha sido poner en valor un exponente del clasicismo académico imperante en Valencia a finales del siglo XVIII

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Ripoll destaca que el IVC+R es uno de los pocos institutos en España que restaura orfebrería - (foto 2)

El secretario autonómico de Cultura y Deporte, Rafael Ripoll, ha presentado esta tarde la restauración que ha realizado el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (IVC+R) del frontal de altar de plata de obrador valenciano del siglo XVIII de la Real Parroquia de San Andrés de Valencia.

Allí, Ripoll ha destacado el trabajo que realiza el IVC+R en la recuperación del patrimonio histórico artístico de la Comunitat Valenciana, especialmente en lo relativo a piezas de orfebrería, dado que es uno de los pocos institutos que hay en España que tienen esta especialidad”.

El secretario autonómico, que ha estado acompañado por la directora del IVC+R, Carmen Pérez, ha afirmado que “el objetivo de esta restauración ha sido poner en valor esta obra de singular importancia histórico artística por ser un magnífico exponente del clasicismo académico imperante en Valencia a finales del siglo XVIII”.

Este frontal de altar de plata repujada y cincelada, y bronce dorado en el basamento, todo él montado sobre alma de madera, data de finales del siglo XVIII. Procede de la monumental capilla de Comunión construida entre 1737-1741 en la primitiva parroquia de San Andrés, ubicada en la calle Poeta Querol de Valencia, sede del gremio de pescadores, a cuyo patrocinio estaba dedicada. El traslado de esta parroquia en 1947 a su nuevo emplazamiento en la calle Colón de la misma ciudad conllevó que el frontal se instalase en el altar mayor del nuevo templo.

El clasicismo académico imperante en Valencia a finales del siglo XVIII, en el que el uso combinado de diminutos elementos decorativos con grandes espacios en blanco y el juego bicolor del metal (plata y bronce dorado), unido a la equilibrada composición, demuestra que estamos ante una pieza de elevado nivel técnico y artístico, que aporta interesantes novedades estilísticas al campo de la orfebrería valenciana. Por este motivo la Real Parroquia de San Andrés Apóstol junto con la Generalitat Valenciana, a través del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, han aunado esfuerzos en la restauración de esta obra de gran belleza y efectismo plástico.

El frontal presenta una composición rectangular, equilibrada y organizada a partir de cuatro pilastras de caja rehundida con guirnalda central y tercio inferior foliado con aletones, de clara evocación clásica, coronadas por cabecitas de serafines, que dividen la superficie en tres paneles enmarcados u ornamentados en su perímetro con veneras y motivos vegetales de inspiración rococó hilvanados con arabescos. Recorre toda la parte superior y los laterales, a modo de cenefa continua, una guirnalda de motivos vegetales trenzados en ochos con una flor central, que deja en los ángulos un motivo de rocalla, clara evocación de las caídas de encajes de los manteles textiles.

El panel central, más ancho, muestra una guirnalda recogida en el centro y un resplandeciente tondo moldurado y laureado sobre unas palmas, símbolo del martirio del titular, que alberga en su interior un relieve con la escena de la vocación de los apóstoles Simón y Andrés en el lago de Galilea; el conjunto descansa sobre un cúmulo de nubes con cabecitas de serafines, y lo remata una pareja de angelitos en vuelo de inspiración italiana que portan una larga filacteria. A cada lado, en los dos paneles laterales, y bajo una guirnalda floral recogida en el centro, encontramos una alegoría del ministerio sacerdotal de san Andrés al mostrar, entre ramas de laurel y palma, símbolos del triunfo y martirio del titular de la iglesia, un libro abierto, relacionado con la predicación del apóstol, dispuesto sobre el aspa martirial identificativa del santo y todo ello coronado por un bonete sacerdotal, en alusión a que el sacerdote ha de ser el nuevo apóstol y mártir de la fe.

Tradicionalmente se ha datado esta obra en 1741, si bien los elementos clasicistas utilizados en su decoración lo sitúan alrededor de 1780, siendo su ejecutor un obrador o platero valenciano hasta la fecha desconocido, pero claramente conocedor de los nuevos planteamientos estéticos del academicismo valenciano de finales del siglo XVIII.

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