El IVAC repasa en un nuevo ciclo las películas de culto del cine fantástico y de terror que más polémica causaron
Entre las películas que se proyectarán se encuentra ‘Cada Ver Es’ del valenciano Ángel del Val
El proyecto se ha realizado en colaboración con la Semana de Cine Fantástico de San Sebastián
Entre los filmes seleccionados se hallan clásicos como ‘El fotógrafo del miedo’ de Michael Powell o éxitos como ‘Funny Games’ de Haneke
El ciclo, programado en colaboración con la Semana del Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián se acerca a largometrajes que, en su momento, por ser capaces de posar la mirada sobre lo impensado o lo insoportable, se entendieron como nocivos para la sociedad en que se gestaron.
El proyecto se titula Ven y mira, título tomado de la película soviética Ven y mira (Masacre) (Idi i smotri, 1985), de Elen Klimov, que lo cogió a su vez de un versículo del Apocalipsis (6:1): "Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira”.
Se trata de un recorrido selectivo por algunas de las sendas vedadas del cine a partir de sus imágenes y discursos más extremados, aquellos que lo han hecho grande y “peligroso”. Así, junto a las películas antes mencionadas se han seleccionado filmes como la polémica La posesión (1981) de Andrzej Zulawski; La semana del asesino (1972), del malogrado Eloy de la Iglesia; y la celebérrima El fotógrafo del pánico (1960), de Michael Powell, una de las miradas más certeras sobre los asesinos en serie que ha sido venerada por cineastas como Martin Scorese.
El ciclo, se acompaña, como es habitual, con la publicación de un libro del mismo título, que ha sido coordinado por Rubén Lardín. En él, a partir de las obras y los nombres propios que se han permitido mirar lo que otros ni siquiera vislumbran, Ven y mira sitúa, gestiona y analiza ese cine considerado amoral, molesto y a contracorriente, al tiempo que trata de responder cuáles son las prerrogativas y las obligaciones de los artistas y si es legítimo, desde la otra parte, prohibir y condenar una obra de ficción.
Como dice Lardin en la introducción del libro, “la transgresión es un dispositivo muy útil para superar las prohibiciones sin dejar de contemplarlas; su ejercicio, pongamos mediante el cine, nos libera de deseos o impotencias que en determinados momentos nos capitalizan” y, en concreto, “el cine de terror está muy bien reglado en sí mismo: pone a la vista nuestras pasiones y miedos y tiene la función purificadora del juego. Es por eso que es tan capaz de pulsar el nervio de los espíritus ordenados, de turbar al espectador habituado a un cine complaciente y de crispar al padre del cordero: el vigilante”.
Ven y mira pretende historiar, contextualizar, analizar y gestionar un cine que ofrece a la mirada la posibilidad y el reto de posarse sobre lo imprevisto, lo impensable o lo insoportable, aquello que el espíritu de los tiempos, la sociedad, la ley y la moral consensuada no siempre están dispuestos a tolerar que se imagine y se piense.