La gestión de los efectos de la dana en l’Albufera se prolongará durante todo el año 2025 y en adelante
Este lunes se ha celebrado la segunda reunión de la Comisión no permanente para la recuperación de las zonas afectadas por la dana 2024 en la ciudad de València
La gestión de la catástrofe de la dana en el lago de l’Albufera y en todo el parque natural “se prolongará durante todo el año en curso, 2025, y más allá”. El subdirector general de Espacios Naturales de la Conselleria de Medio Ambiente, Carlos Borrás Pla, ha intervenido este lunes en la segunda sesión de la Comisión no permanente para la recuperación de las zonas afectadas por la dana 2024 en la ciudad de València, que se ha reunido hoy en el Ayuntamiento.
Carlos Borrás ha realizado un análisis del impacto territorial y ambiental de la dana en el Parque Natural de l’Albufera, y las medidas adoptadas desde el día 30 hasta hoy. Tal como ha explicado, desde el 10 noviembre, que comenzaron los trabajos de eliminación de residuos, se han eliminado 1.552 m3 de los cauces de las acequias, tanto manual como mecánicamente, ha explicado, “y siempre en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, porque en las zonas de desborde se buscaban restos humanos”. “Ha sido un trabajo lento y casi quirúrgico –ha explicado- pero ahora mismo todos los cauces de acequias están libres de residuos”. En este sentido, Borrás Pla ha destacado “el trabajo y la colaboración de ONGs y entidades ecologistas en las labores de limpieza”.
Una de las tareas que ha requerido mayor esfuerzo, ha explicado, es el seguimiento de la calidad de las aguas. Tal como ha recordado el responsable autonómico, en solo 6 horas, el nivel del lago subió un metro. Por eso, ha subrayado la importancia de la colaboración con la Junta de Desagüe y la Concejalía del Ciclo Integral del Agua.
En estos momentos, ya se ha procedido a la separación de los residuos peligrosos de los voluminosos, almacenados en espacios separados y cerrados, que se están gestionando a través de empresas autorizadas. A pesar de que en los primeros días se detectaron niveles muy altos de amonio (señal de aguas residuales no tratadas), desde mitad del pasado diciembre ya no se han detectado. De hecho, los resultados de contaminación fecal y de bacterias se concentran en el barranco del Poio. A mediados de noviembre, EPSAR logró cerrar todas las entradas de aguas residuales, y los análisis de sedimentos efectuados por la Generalitat no muestran índices de toxicidad relevantes. “Todos estos datos son públicos y están colgados en la web del Parque Natural”, ha subrayado el experto.
Carlos Borrás ha asegurado que “el hecho de que el agua del lago no esté demasiado afectada es por la gestión que se ha hecho de los niveles del agua. A través de la Junta de Desagüe se han ido bajando los niveles de manera progresiva (hasta los 12 centímetros) según las indicaciones de la Guardia Civil por las labores de búsqueda de restos humanos”. Además, ha subrayado que “no se ha detectado mortandad de aves ni de peces” y que “la gestión a través de bombeo, no de mediante el uso de las compuertas, ha ayudado a que la contaminación no se extendiera”. No obstante, ha subrayado, “la gestión de la emergencia no ha acabado, continúa muy viva”. En estos momentos, la Conselleria y el CESIC trabajan conjuntamente, y continuarán a lo largo del año en la toma y análisis de muestras para ir monitorizando el estado en el que se halla el lago y también zonas donde llegó la contaminación.
Carlos Borrás ha concluido su intervención apuntando las mejoras que deben adoptarse en previsión de crisis futuras, y que pasan por “mejorar: las redes de alcantarillado, la red separativa de las aguas, y la monitorización de la calidad de las aguas del lago para el seguimiento en continuo; también la recuperación de los hábitats de vegetación de las motas, una acción de limpieza y adecuación del barranco del Poio y de gestión de los residuos depositados allí. Y la mejora de los sistemas de control de las compuertas del lago”.
Las necesidades de movilidad
También ha intervenido en la sesión de hoy el director gerente de EMT València, Manuel Martínez Grau, quien ha explicado las modificaciones del transporte diario del servicio de autobús urbano que han sido necesarias en estas semanas para adaptarse a las necesidades de movilidad en la ciudad y sus pedanías. El gerente de la empresa municipal ha centrado su intervención en tres ámbitos: las acciones directamente relacionadas con la emergencia, las acciones internas de carácter social, y el ajuste de la oferta del servicio.
En el primer caso, las acciones directamente relacionadas con la emergencia, el servicio de la EMT se centró en los traslados y evacuación de ciudadanía de las zonas afectadas, en coordinación con la Policía Local y las autoridades competentes. En total, se evacuó y se prestó asistencia en esos días a más de 3.000 personas (950 personas atrapadas en la pista de Silla, y otras 2.200 personas evacuadas de las pedanías), a las que habría que sumar los servicio de traslado del personal de limpieza y de las personas voluntarias que acudieron a apoyar las labores de limpieza del fango.
En cuando a las acciones de carácter social interno, dirigidas a las personas afectadas por la dana y sus familias, la dirección de la EMT, en coordinación con la representación sindical de la empresa, impulsó de manera inmediata medidas específicas, como concesión de permisos, anticipo de pagas extras, disfrute de permisos, vacaciones y saldos horarios, permisos recuperables, medidas de teletrabajo, y apoyo psicológico, entre otras. Todo ello confluyó días después en la creación de la Oficina de ayuda a las personas empleadas afectadas por la dana.
Finalmente, Martínez Grau ha detallado el ajuste de la oferta del servicio “por las necesidades excepcionales, derivada de la abrupta modificación de las necesidades de movilidad de las personas y las limitaciones a la circulación de vehículos, así como el colapso transporte ferroviario”. “EMT València ha sido casi el único agente de movilidad en el territorio, por lo que el desarrollo del servicio ha ido cambiando casi a diario”. Tanto el gerente como las personas integrantes de la comisión han felicitado al personal de la empresa municipal por su dedicación y su implicación durante la crisis.
La derogación del Plan Hidrológico Nacional
La Comisión ha contado también con la participación del arquitecto Julio Gómez Perreta de Mateo, quien se ha referido a los errores que agravaron los efectos de la riada, el fundamental de los cuales es, a su juicio, la derogación, en el año 2004, del Plan Hidrológico Nacional, lo que ha definido como una decisión fruto del “chantaje político” y de la “rigidez ideológica de un ecologismo acientífico e idílico”.
Gómez Perreta ha recordado que “la mayoría del área metropolitana de València es una zona inundable, una gran albufera que antes o después tendrá de nuevo estos problemas de riadas. Pero una vez decidido vivir aquí, hemos de ser capaces de contener la máxima agua posible y drenar y derivar al mar el resto”, ha afirmado. Por ello, ha defendido la “importancia fundamental” de los pantanos, “no sólo para tener reservas de agua sino para salvarnos la vida”. En este contexto, ha apuntado medidas previas que podrían paliar los procesos de danas futuras, como habilitar un pantano en Cheste, crear azudes intermedios en los cauces, y conectar el barranco del Poio y el nuevo cauce del Túria, “un proyecto que ya estaba diseñado, aunque era insuficiente”, ha señalado. “Si el sobrante de la crecida se hubiera derivado, el panorama habría sido totalmente distinto”, ha asegurado. Por eso, ha instado también a elevar dos metros los pretiles del cauce Túria.
También se ha referido a los protocolos de actuación ante las riadas, que ha calificado de “obsoletos e insuficientes”. Pero ha asegurado que “el gran error y el peor de todos fue que el Gobierno central no declarara el Nivel de Emergencia 3, como era su obligación, ya que eso no se podía resolver a nivel autonómico ni local”. “El que tiene medios es el que ha de estar al mando”, ha defendido, y ha señalado su esperanza de que la decisión del ejecutivo central “no fuera por diabólica mala fe”. El arquitecto ha incluido en su intervención un apartado sobre las medidas económicas y de infraestructuras necesarias para la recuperación y ha asegurado que “si no se corrige el agravio de la infrafinanciación, olvidémonos de la recuperación”. Finalmente, ha defendido que “la manera de enfocar la situación no ha de ser haciendo movilizaciones contra nadie ni con calificativos gruesos, porque una sociedad madura analiza los fallos con serenidad y se une en la adversidad”.