El festival Serenates presenta Moresca: entre dos culturas
La formación valenciana Capella de Ministrers cierra el festival
El grupo que dirige Carles Magraner recorre varios siglos de convivencia entre las culturas cristiana y musulmana en la península Ibérica
El programa incluye buena parte del contenido del último disco grabado por esta formación valenciana especializada en música antigua y que rememora la expulsión de los moriscos, hecho que supuso la pérdida de una parte de la cultura que llevaba 400 años asentada en este territorio.
El concierto reúne diversas cantigas de Santa María atribuidas a Alfonso X el Sabio, piezas del Cancionero de Palacio e incluso un romance sefardita en una muestra de convivencia de la música cristiana y musulmana, que posteriormente siguieron caminos muy distintos pero que tuvieron numerosos puntos de encuentro.
La transmisión de la música cristiana y musulmana ha seguido caminos muy distintos. El hecho de que en este último caso fuera oral ha supuesto una dificultad añadida en la recuperación de este patrimonio musical para el grupo que lidera Carles Magraner, “ya que no se ha podido documentar y por su clandestinidd, por cuanto los cristianos les prohibían poner en práctica sus ritos y costumbres”.
“El mundo sonoro que recrea esta música nos remite a historias, leyendas y romances entre moros y cristianos mediante relatos que hablan de la relación de vecindad y de amor-odio en que vivían estas culturas”.
Desde su creación en 1987, Capella de Ministrers ha desarrollado una importante tarea investigadora y musicológica en favor del patrimonio musical español, desde el medioevo hasta el siglo XIX, y ha dado más de setecientos conciertos en las mejores salas de música tanto dentro de España como en países como Francia, Bélgica, Rumanía, Portugal, Holanda, Egipto, Italia, Alemania, Marruecos, Inglaterra, Polonia, Túnez, Chile, Portugal, Grecia, Argentina, Brasil, EUA, México, Finlandia, Austria, Cuba, Croacia, China, Argelia, Suecia y Noruega, entre otros.
El resultado conjuga el rigor histórico, la sensibilidad musical y, muy especialmente, un incontenible deseo de comunicar y hacerse partícipe de estas experiencias.
