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La colección Martínez Guerricabeitia exhibe su pluralidad estilística a través de la obra gráfica de Equipo Crónica, Tàpies, Chillida, Saura o Litchenstein

  • El Centre Cultural La Nau reúne en esta exposición cerca de 70 obras fechadas entre la década de los sesenta y ochenta

La exposición Arte gráfico en la colección Martínez Guerricabeitia ofrece la posibilidad de contemplar una selección de la obra gráfica integrada en una de las más importantes colecciones universitarias españolas de arte contemporáneo, que también incluye un importante fondo pictórico. Esta muestra podrá visitarse en la Sala Martínez Guerricabeitia del Centre Cultural La Nau hasta el próximo día 31 de agosto. La inauguración oficial se celebrará el día 14 de julio, a las 20 horas.

La exposición ha sido presentada esta mañana por Antonio Ariño, vicerrector de Cultura, Igualdad y Planificación de la Universidad de Valencia, en una rueda de prensa celebrada en La Nau. Según Ariño, esta muestra ilustra “la época de democratización del arte, tanto en el objetivo porque es un arte implicado en la transformación social, como por el lenguaje y los medios del mismo”.

La selección expuesta recoge casi setenta imágenes de estampas de artistas plásticos nacionales e internacionales de la relevancia de Equipo Crónica, Tàpies, Chillida, Saura, Arroyo o Litchenstein, fechadas, mayoritariamente, entre 1960 y 1980. Al ser originariamente una colección privada, no ofrece una visión completa de la producción gráfica del momento pero, debido al gran número de obras, sí que constituye una aproximación adecuada al ambiente artístico español e internacional de esta época, lo que la convierte en una exposición muy atractiva.

Los dos parámetros que definen la colección donada a la Universitat de València por Jesús Martínez Guerricabeitia son el contenido crítico y el lenguaje figurativo. Sin embargo, la obra gráfica es más heterogénea que el conjunto pictórico y representa con más de 300 piezas, una parte muy relevante de toda la colección. Para esta exposición se han escogido un conjunto de estampas que muestra la pluralidad estilística que compone la colección Martínez Guerricabeitia. No obstante las obras navegan en su mayoría desde el realismo social al realismo crítico y la figuración narrativa. La exposición, que reúne 68 obras, se articula en cuatro secciones según la tendencia creativa: La generación de artistas abstractos, El realismo expresivo de Estampa Popular, Crónica de la realidad y La obra gráfica internacional de los años setenta.

La generación de artistas abstractos reúne las obras de pintores y escultores de talla internacional entre los que se encuentran Tapies, Saura, Clavé o Chillida, que se dieron a conocer en la época de los 50 por la abstracción informalista. El informalismo fue una tendencia fundamental en el panorama artístico español en los años 50, ya que supuso la vía de enlace con el contexto internacional. Muchos artistas informalistas, tras iniciarse en la pintura o en la escultura, experimentaron con la gráfica a finales de los años 50. Fue en ese momento cuando, gracias al apoyo del régimen, que pretendía ofrecer una imagen aperturista a Europa y EE.UU, gozaron de una gran proyección internacional. Este hecho resulta paradójico si se tiene en cuenta que la obra de estos artistas representó durante los años de la postguerra un arte de oposición frente al arte oficial.

La sección de El realismo expresivo de Estampa Popular permite acercarse al desarrollo del arte gráfico producido a principios de la década de los 60. El grupo de Estampa Popular englobaba diversas agrupaciones de artistas dispersas por todo el estado. La base ideológica era crear un arte accesible para todo el mundo. Para ello, adoptaron la figuración expresionista que enlazaba con la tradición artística española y trataron temáticas cotidianas. Con el mismo fin de difusión, utilizaron el medio gráfico, que ofrecía la ventaja de la reproducibilidad frente al carácter único de la obra pictórica o escultórica. Ejemplos paradigmáticos de esta corriente que se exponen en esta muestra son las obras de Ortega, Duarte, o Ibarrola.

En el apartado Crónica de la realidad se recoge las obras de la tendencia artística nacida a mediados de la década de los 60. La base ideológica era similar a la de Estampa Popular, a la que muchos de ellos pertenecieron, pero a diferencia de ellos adoptaron un lenguaje que desterraba la subjetividad propia del informalismo y del expresionismo. Por ello, recogían los códigos visuales de los medios de comunicación de masas. Mediante la yuxtaposición de imágenes extraídas del universo visual contemporáneo y de la historia del arte buscaban producir el extrañamiento en el espectador y despertar un proceso de cuestionamiento crítico. En este apartado el público puede contemplar las obras de Equipo Crónica, Equipo Realidad o Genovés, estos tres exponentes son los más significativos de esta tendencia que pueden encontrarse en la exposición.

La última de las secciones, La obra gráfica internacional de los años setenta, recoge el variado panorama internacional. Este último grupo de la exposición es representativo de la obra de artistas internacionales que posee la colección. Muchos de ellos, como Monory o Adami, pertenecieron a la tendencia llamada Nouvelle Realisme, que se desarrolló a lo largo de los años 60 en Europa. También se puede contemplar una serigrafía de Litchenstein. Estos artistas pretendían analizar cuál era el ideario que se transmitía mediante los objetos e imágenes de la vida cotidiana y para ello, utilizaban el lenguaje de los medios de comunicación de masas, pero dotándolo de contenido crítico. Aunque este apartado está dedicado a los artistas internacionales de la colección, también reúne a artistas españoles, como Arroyo, que estuvieron vinculados en mayor o menor medida a estas tendencias internacionales.

Además de repasar la pluralidad estilística de la colección Martínez Guerricabeitia a través de su obra gráfica, esta muestra también trata de aproximar al público el resurgir que a finales del siglo pasado –entre la década de los sesenta y setenta- experimenta la obra gráfica (grabados, serigrafías y litografías) tras un largo periodo de anquilosamiento. El motivo es que estos diferentes procedimientos de impresión gráficos se convierten en un vehículo de las inquietudes ideológicas del momento, con la ventaja que estas creaciones podían llegar a un público más amplio que la pintura por su menor coste de venta al público. Esta preocupación por la difusión del arte afecta a numerosos artistas, desde los pintores de la generación abstracta y a otros grupos plásticos seguidores del compromiso con el realismo a los que estas técnicas (fundamentalmente la serigrafía) les resulta primordiales por ser más industriales y con las que mejor pueden acercarse a los procedimientos y resultados de los medios de comunicación.

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