Cinco profesionales del Hospital Doctor Peset han viajado a Haití para atender a los heridos por el terremoto
Cuatro médicos y una enfermera colaboran para paliar los efectos de esta catástrofe natural
Los niños presentan patologías gastrointestinales y dermatológicas debido a la escasez de alimentos y la falta de higiene
Los adultos empiezan a manifestar estrés postraumático y necesitan atención psicológica
Se trata de personal sanitario con una amplia experiencia en voluntariado en países como la India, Perú o Marruecos que durante un mes ha estado en un campamento ubicado en la Universidad Adventista de Carrefour (barrio de la ciudad de Puerto Príncipe) atendiendo durante nueve horas diarias a niños y adultos haitianos.
“Sin duda, la situación en la que se encuentra actualmente Haití es la más dura a la que nos hemos enfrentado hasta ahora. A la miseria de base del que está considerado como el país más pobre de América Latina, hay que unir los efectos de una catástrofe natural que ha dejado a la población sin nada y con un futuro totalmente incierto”, explica el grupo de voluntarios del Hospital Universitario Doctor Peset.
Según señalan, todavía queda mucho por hacer en Haití. “Lo nuestro es una discreta ayuda clínica y un pequeño apoyo moral. Falta mucho para que la sanidad haitiana pueda volver a organizarse. Hoy por hoy depende totalmente de la labor de las ONG internacionales que han acudido a prestar ayuda. Se necesitan más médicos generalistas, pediatras, dermatólogos y, sobre todo, psiquiatras y psicólogos. Ahora que empiezan a recuperarse de sus heridas físicas, los haitianos necesitan apoyo moral para no derrumbarse. La mención de los seres queridos que han muerto es constante, nunca se mencionan las pérdidas materiales”, aseguran los voluntarios.
Labor sanitaria
Los sanitarios del Hospital Doctor Peset que se desplazaron a Haití de finales de enero a finales de febrero atendieron tanto a adultos como a niños. Los dos pediatras, los doctores Miguel Gracia y Paco Andrés, explican que en general las patologías de los más pequeños no son graves y corresponden a las habituales en países del Tercer Mundo con falta de higiene y escasez de alimentos: gastroenteritis, parasitosis intestinales, patología dermatológica como la sarna, la tiña, piodermitis, abscesos micóticos, etc.
También han atendido enfermedades respiratorias infecciosas y patologías más graves como deshidratación, desnutrición, malaria o secuelas de traumatismos sufridos en el terremoto. “Quizás, lo que más nos llamaba la atención era lo limpios y aseados que llegaban los niños a la consulta, teniendo en cuenta que en el asentamiento de refugiados en el que trabajábamos se acumulaban unas 15.000 personas y sólo había tres puntos de agua y cuatro letrinas comunitarias”, apuntan los pediatras.
Por su parte, el doctor Cosme Montijano, traumatólogo del Hospital Universitario Doctor Peset centró su labor en las revisiones postquirúrgicas y cura de heridas provocadas por aplastamientos o fracturas abiertas en los derrumbes, puesto que la cirugía traumatológica (como amputaciones) ya había sido realizada en su práctica totalidad en los días inmediatos al terremoto.
Otro ámbito en el que actuaron los voluntarios del Hospital Universitario Doctor Peset fue la atención ginecológica, llevada a cabo por el doctor Gonzalo Lázaro y centrada principalmente en reconocimientos y controles a mujeres con infecciones vaginales y embarazadas.
En todo momento, los cuatro médicos estuvieron asistidos por la labor de enfermeras como Isabel Fernández que se encargaban de la administración de fármacos, cura de heridas, ayuda en las exploraciones y control de tratamientos y de enfermos. “Teníamos la consulta de enfermería debajo de un árbol, con una mesa para la dispensación de fármacos y una tienda de campaña en la que se hacían las exploraciones y reconocimientos a las mujeres”, explica la enfermera del Hospital Universitario Doctor Peset.
Según explican estos voluntarios, los adultos ya llegan a las consultas sanitarias con manifestaciones del síndrome de estrés postraumático. “Venían destrozados, con la mirada perdida, nos decían que tenían dolor en la boca del estómago y nos enseñaban fotos de sus familiares fallecidos. Les rodea la suciedad, los escombros, el humo de la basura quemada, incluso quedan cadáveres por enterrar. A pesar de que se sigan oyendo cantos por la noche y de que el pueblo haitiano no haya perdido la esperanza, el futuro va a ser muy duro”, aseguran a su regreso los cinco profesionales del Hospital Doctor Peset.
