Reforma Electoral
Sin lugar a dudas nuestra Ley Electoral ha propiciado en sus años de vigencia, la alternancia en el Gobierno tanto con mayorías absolutas como relativas. Ha garantizado el pluralismo político y permitido la representación parlamentaria de diferentes opciones políticas del espectro ideológico y ámbito territorial, poniendo en valor las preferencias de los ciudadanos, los verdaderos protagonistas. Por ello, se puede decir que la LOREG ha sido una buena Ley, aunque como toda norma jurídica puede verse sujeta a revisiones y modificaciones para mejorarla y adaptarla a las nuevas demandas de la sociedad.
Por ello, en estos momentos en los que todo es cuestionado en aras de la "nueva" política, hay que apelar a la prudencia ante una posible reforma y ello, partiendo de una serena reflexión y de la irrenunciable búsqueda de amplios consensos, como así ha sido en todas las reformas de la misma llevadas a cabo. De ahí la importancia de evitar atajos oportunistas que nos conduzcan a reformas "a la carta" de acuerdo con intereses o situaciones coyunturales.
El ímpetu revisionista actual se centra especialmente en la representatividad, y aunque esa búsqueda podría ser compartida desde esa proporcionalidad que debe presidir la Ley electoral, no podemos dejar de lado la imprescindible inclusión de mecanismos que propicien la gobernabilidad. Esa otra pata de la mesa, que ejerce el necesario equilibrio que debe presidir todo sistema democrático consolidado y avanzado.
Las comparecencias de los expertos aportan sin duda, ese rigor necesario para abordar cualquier reforma, como así sucedió con la reforma de 2010, que llevó a establecer el pacto contra el transfuguismo y así intentar atajar las convulsiones que se estaban produciendo en los ayuntamientos con cambios en los despachos que violentaban la voluntad popular. De ahí la importancia de evitar la imposición de mayorías aritméticas construidas desde planteamientos ideológicos inmovilistas que perturbaran la búsqueda y consecución de los acuerdos necesarios para alcanzar los mayores consensos.
Por eso seguimos perseverando para mejorar nuestra Ley, revisando el automatismo con el que operan los procedimientos sobre incapacidad para el derecho del sufragio activo y pasivo en los procesos de incapacidad o internamiento. Insistiendo en el diseño de fórmulas que garanticen el gobierno de la lista más votada y la elección directa de los alcaldes mediante un sistema de prima de las mayorías, con doble vuelta o mixto. Así como la revisión de los procedimientos para el ejercicio del derecho al voto por los ciudadanos residentes en el extranjero con el fin de facilitar su participación manteniendo las garantías del sistema. La reducción de las campañas electorales, la regulación de los debates o la reducción del plazo para la publicación de encuestas electorales y la reducción de los límites de los gastos electorales.
Desde el Partido Popular estamos convencidos del impacto positivo de ese espíritu reformista que nos caracteriza. Lo hemos demostrado sacando a España de la crisis y apuntalando la recuperación, porque la prioridad eran las personas. Ahora también, en esta nueva etapa, trabajando para seguir mejorando nuestro marco de convivencia.
Juan Vicente Pérez Aras, diputado del Partido Popular (PP) en el Congreso.
