Hay un motivo
«Hay un motivo» (poema, letra de canción)
HAY UN MOTIVO
Te pedí me escuchases.
Te pedí me escuchases.
En la madrugada.
En la madrugada.
Lejos del carcelero.
Lejos del carcelero.
Se habla mejor.
Se habla mejor.
Lejos de los jueces.
Lejos de los jueces.
Lejos de los curas.
Lejos de los curas.
Lejos de los profesores.
Lejos de los profesores.
Se habla mejor.
Se habla mejor.
Abrimos las puertas.
Abrimos las puertas.
Abrimos todas las puertas.
Abrimos todas las puertas.
Hasta llegar al campo.
Hasta llegar al campo.
Se habla mejor.
Se habla mejor.
Dime.
Dime.
¿Crees que aquí todos ven el sol?
¿Crees que aquí todos ven el sol?
Así que aquí hay millones.
Así que aquí hay millones.
Que no ven la luz.
Que no ven la luz.
Tenemos los martillos.
Tenemos los martillos.
Para los candados.
Para los candados.
Tenemos miles de labios.
Tenemos miles de labios.
Para la oscuridad.
Para la oscuridad.
Son los muros.
Son los muros.
Los que ocultan.
Los que ocultan.
La voz de la verdad.
La voz de la verdad.
Hablaste en el silencio.
Hablaste en el silencio.
Hablaste en el bullicio.
Hablaste en el bullicio.
Se escuchó la sorda campana.
Se escuchó la sorda campana.
De la libertad.
De la libertad.
Nunca hubo camas como prisiones.
Nunca hubo camas como prisiones.
Nunca hubo miedos reales.
Nunca hubo miedos reales.
Ni puertas cerradas.
Ni puertas cerradas.
Solo el mar.
Solo el mar.
Somos agua y canto.
Somos agua y canto.
Somos el viento.
Somos el viento.
Mira la ciudad.
Mira la ciudad.
Altos entre las aves.
Altos entre las aves.
Sígueme más alto.
Sígueme más alto.
¿Ves? Esto es la vida.
¿Ves? Esto es la vida.
Sígueme entre ramas.
Sígueme entre ramas.
Lejos con el río.
Lejos con el río.
Te pedí en la mañana repitieses mi canto.
Te pedí en la mañana repitieses mi canto.
Te dije: siente tu corazón como un potro joven.
Te dije: siente tu corazón como un potro joven.
En la inmensidad de los astros en tu pecho.
En la inmensidad de los astros en tu pecho.
Y en lo que está por venir.
Y en lo que está por venir.
Dijimos: somos los otros.
Dijimos: somos los otros.
Dijimos: somos las otras.
Dijimos: somos las otras.
Y hubo luz luz luz.
Y hubo luz luz luz.
Margaritas en tu cama.
Margaritas en tu cama.
Caídas las murallas.
Caídas las murallas.
Y tú me dijiste.
Y tú me dijiste.
Algo que nunca olvidaré. Y yo lo repetí.
Algo que nunca olvidaré. Y yo lo repetí.
Cantando. Cantando.
Cantando. Cantando.
«Para salir de la cama hoy»
Para salir de la cama hoy.
«Hay un motivo»
Hay un motivo.
Ángel Padilla
[Anotación sobre el poema o letra de canción: He escrito en los últimos días, con sus correspondientes descansos, distintas versiones de este sencillo poema. Las otras versiones eran más largas y algunas más complejas. Esta es la versión más corta y sencilla, porque creo que es la que mejor llega y en la que la fuerza más se reconcentra. Algunas de sus partes parecerán incluso demasiado prosaicas, pero esto es deliberado. Lo importante en este poema es que está destinado a la oralidad, se trata de una voz que es coreada por otra, y esta otra que es repetida por la primera y así en un maremagno que conforma una suerte de letanía onírica, vital, que pretende generar impresión de “varios hablando” con lo que la soledad se disipa y, unidos, nos vamos levantando de nosotros mismos. Para recorrer un mundo verdadero, no el que imaginamos, que es el falso que nos enseñaron desde pequeños. En las otras versiones de este poema incluía imágenes manifiestas de animales liberados. Quien conoce mi obra sabe que soy vegano y activista para la liberación animal. Probé a incluir animales saliendo de sus claustros en otras versiones de la letra, pero al final concluí que quedan tales liberaciones integradas en la liberación colectiva de que habla el poema, más aun que la misma letra de canción (el poema es tanto poema como letra de canción, pues aspira a ser hecho canción) me pedía dejarla así. Como dijo Juan Ramón Jiménez -llegué a este resultado que el lector ha podido leer, escuchando en mi oreja esa frase del autor de “Platero y yo”-: “No le toques más, así es la rosa”.
Dedico este poema a todas mis amigas y amigos. Pensé en Aurora Marcos mientras lo escribía, pero también pensé en mi sobrino A., que está pasando una mala racha, de la que está venciendo él ahora mismo. Y pensé en mí mismo, pensando en los demás; en esos momentos en que uno dice: soy solo una voz que dice... Y mi actitud siempre avanzante ante la adversidad me concluyó que nunca hay una voz sola, siempre hay otra para responderle. Y siempre hay una voz que en el silencio nos habla, porque nunca estamos solos.)