Oposición ausente, Gobierno acomodado
Cuando ya casi han pasado 2 años desde que un nuevo gobierno ha cogido las riendas de la ciudad, a la vista de los resultados ya es posible valorar con certeza las intervenciones de los grupos municipales en el Ayuntamiento y de la gestión realizada en la ciudad, del camino emprendido en todo este tiempo y de las actuaciones llegadas y por venir.
Una de las primeras situaciones a tener en cuenta, corroborado con el punto de vista de muchas personas que siguen los avatares municipales entre las que me incluyo, es la ausencia notable en este tiempo de una oposición que esté al tanto y supervise la gestión municipal, lo cual por cierto es su deber y es lo menos que pueden exigirle los ciudadanos que les votaron.
En el principal partido de la oposición, la continuidad de un equipo comandado por una exalcaldesa a la que no se le nota su presencia en el Ayuntamiento, que no es capaz de debatir prácticamente ningún tema municipal, desaparecida de hecho de la vida institucional, tiene como consecuencia la inoperancia e inutilidad en la tarea que tienen encomendada. Si a ello se le añade que el resto de miembros de su equipo ya se encuentran en su casi totalidad agotados políticamente después de superar muchos de ellos los 20 años como concejales en el Ayuntamiento, la consecuencia constatable es el bajo nivel de trabajo en la oposición al gobierno, quizás el más paupérrimo que se recuerda desde el inicio de la democracia.
No es solo que con ellos haya desaparecido prácticamente el partido a nivel local, en donde ya no es posible ningún debate más allá de los asentimientos de los militantes familiares y palmeros de los que se rodean, es que parece que solo les interese el sueldo que cobran del municipio que, siendo escaso en la oposición, aún lo es demasiado para los méritos que ostentan.
La falta de trabajo se manifiesta sobre todo en los plenos, donde se nota claramente que nadie se estudia en profundidad los temas, que no existe ninguna estrategia y que solo se dedican a preguntar por asuntos accesorios, sin entrar en temas importantes para la ciudad, rozando más bien el ridículo pleno tras pleno.
Hasta en temas ideológicamente importantes para sus votantes como, por ejemplo, la retirada de la placa de la Casa de la Cultura, donde un concejal ha podido tomar el pelo no solo a sus compañeros de equipo de gobierno sino incluso al alcalde y a todos los ciudadanos, no son capaces de defender como se merece la memoria histórica de la ciudad para honrar a todas aquellas personas que padecieron por sus ideas y poner las cosas en su sitio, y lo primero habría de ser la placa que ya hace más de un año se retiró alevosamente y de la que no se es nada exigente para que vuelva a su lugar.
Ni qué decir de otros temas importantes como el desarrollo turístico de la ciudad, la remodelación del centro o los problemas para la ciudad del Arenal Sound, en que ni siquiera son capaces de dar una opinión, de dar alternativas y ciuanto de menos pedir de explicaciones al equipo de gobierno. Parece que se encuentran muy cómodos en su silencio.
Además, se sienten muy confortables en un mantra que repiten muchas veces de que ellos en el gobierno actuaban con mayor transparencia y colaboración, o que es suyo el mérito de todas las obras municipales que se están ejecutando en la actualidad, lo que de ninguna manera es cierto ya que si así fuese los ciudadanos con sus votos no los hubieran mandado a la oposición por su demostrado déficit de gestión.
Sobre el otro partido de la oposición, más minoritario, parece que se haya contagiado de sus coetáneos en la falta de existencia de una estrategia definida y van dando tumbos en los plenos sacando temas en los que ellos históricamente han sido siempre reivindicativos, pero que a las primeras de cambio la falta de consistencia y de preparación de sus argumentos brilla por su ausencia, lo que facilita al gobierno una salida fácil a todas las cuestiones.