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¡Ay! España

    ¡Ay! España, que lejos estás de ser como nación, la Arcadia ese país imaginario creado y descrito por poetas y artistas, donde reinaban la felicidad y la paz en un ambiente idílico.

    ¡Sí!, que lejos, porque España tiene hoy como nación, un grave y serio problema para encontrar la concordia con la serena voluntad de los españoles de ponerse de acuerdo para decidir, “Lo que somos”, y “Lo que queremos ser”.

    Ardua tarea, aunque no inalcanzable, pero muy compleja, ya que hoy la eclosión de los viejos problemas económicos, sociales y políticos, las intenciones independentistas en Cataluña y las exigencias de un referéndum para que los catalanes decidan su independencia, la aparición de nuevos grupos políticos liderados por un ambicioso Pablo Iglesias, y sus estrafalarias e imposibles propuestas desde cualquier punto de vista, económico y constitucional, y ahora reivindicando a Podemos como la nueva socialdemocracia.

    Vienen a configurar un panorama político, económico y social convulso, donde las dificultades para elegir Presidente de un Gobierno no son pocas, de un Gobierno que gobierne y de soluciones a los problemas reales, no logran alcanzar hoy a dos españoles que estén de acuerdo en definir los problemas y las soluciones a los mismos.

    La fractura de la izquierda, los ataques para aniquilar al PSOE, mientras que la derecha y un Mariano Rajoy siguen pretendiendo continuar de inquilino en la Moncloa, no tienen explicación razonada, sin olvidar la gran estrategia Anguitana que con el pacto Podemos –IU pretende alzar el vuelo para llevarnos si gobernaran “al modelo Venezolana” en nuestro país.

    Y cuando estos complejos problemas requieren una mayor unanimidad que la que aportan los dos españoles, - que no se encuentran -, parece aconsejable y conveniente que, con todas las diferencias ideológicas y políticas en liza, estas deberían ante los problemas y soluciones, dotarse con algunas dosis de ese talante que se practico desde el inicio de la transición y que hicieron gala hombres como Adolfo Suarez, Felipe González, Santiago Carrillo, Manuel Fraga y Roca Junyent, para ponerse de acuerdo en la elaboración de la Constitución en 1978.

    Una Constitución que sometida a referéndum obtuvo el apoyo de la inmensa mayoría de los españoles. Y de otros acuerdos como los llamados “Pactos de la Moncloa” que hicieron posible la Democracia y la convivencia pacífica de los españoles, y eso nos brindó 38 años de una estabilidad política maravillosa.

    Quienes no vivieron aquellos años, donde se dieron las convergencias que hicieron posible momentos gloriosos de la reciente Historia de nuestro país, esto que digo le puede sonar a un “Cuento Chino”, contado por el vejete de turno, de eso ya se ha encargado Pablo Iglesias, en su reiterado empeño de acabar “con la Casta”.

    Pero quienes vivimos y luchamos contra la Dictadura lo recordaremos siempre como una página gloriosa de la Historia de España, que supuso el fin de la Dictadura franquista y el establecimiento de un régimen de libertades, la Democracia.

    Ojala el ¡Ay! a la España de hoy, lo pudiéramos sustituir pronto por el ¡Viva España!, con libertad, trabajo y una vivienda para todos, como reza en la Constitución. Y con ese Gobierno que debe surgir de las urnas el 26-J que facilite un auténtico cambio en nuestro país.

    Vayamos todos a votar y que fruto de esa concordia, llegue el día que se acuerden las negociaciones para elaborar una nueva Constitución que permita abordar y resolver entre otros problemas, el de la organización territorial del Estado y las formas del mismo, haciendo posible los referéndums y consultas necesarias a todos los españoles para que decidamos si la forma política del Estado es la Monarquía ó la República, con una inequívoca pregunta que no se puede alterar falseándola como hoy algunos pretenden planteando Monarquía o Democracia.

    Mientras tanto a ver si todos aprendemos un poquito. Y enderezamos eso que llamamos España, a la hora de votar el 26-J.

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