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Per José Luis Ramos
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¿Hablar de Franco, o del franquismo? Esa es la cuestión

    En mi opinión, los demócratas, tienen motivos para celebrar la muerte de Franco. Pero no para celebrar su desaparición física, sino el que su muerte incitó un proceso imparable de conquista de las libertades que trajo como resultado el marco de libertades de la Constitución de 1978. Dicho de otra manera, con la desaparición del dictador se inició un proceso de pérdida del poder institucional del franquismo, aunque el franquismo ideológico se mantuviera presente. La dictadura franquista castigaba todo lo que no les gustaba. Ahora es el franquismo ideológico, el qué si pudieran, no permitiría que se hable de lo que pasó durante la dictadura, porque no les gusta.

    No creo que la celebración se deba reducir a actos de las instituciones, partidos, sindicatos y asociaciones. Sería importante hacer aflorar recuerdos que todavía permanecen en la memoria de los que vivieron la dictadura para contraponer el resultado de recuerdos comunes a la historia oficial de los que llegaron al poder, y se mantuvieron 40 años, con violencia y la fuerza de las armas. Además, no debemos aceptar pasivamente que haya una única memoria histórica. En nuestro caso, la de los que ganaron la guerra. Todo ello, sin olvidar que el Tribunal Constitucional, en la sentencia, 43/2004, de 23 de marzo), en su Fundamento Jurídico 5, al resolver un pleito sobre la libertad de expresión e información, en materia histórica, entre otras cosas dice: “-el debate histórico− disfruta en nuestra Constitución de una protección acrecida respecto de la que opera para las libertades de expresión e información, (…) (su libre desarrollo es fundamento del orden político y de la paz social: art. 10.1 CE), (…) sólo de esta manera se hace posible la investigación histórica, que es siempre, por definición, polémica y discutible, por erigirse alrededor de aseveraciones y juicios de valor sobre cuya verdad objetiva es imposible alcanzar plena certidumbre, siendo así que esa incertidumbre consustancial al debate histórico representa lo que éste tiene de más valioso, respetable y digno de protección por el papel esencial que desempeña en la formación de una conciencia histórica adecuada a la dignidad de los ciudadanos de una sociedad libre y democrática”. Así las cosas, quienes se oponen a que se estudie y se hable del pasado durante la dictadura franquista, sin lugar a dudas, su posición es anticonstitucional, por más que presuman de lo contrario. Así es porque se oponen a la existencia de opiniones divergentes que son garantía de la formación de opiniones libres, en sociedades democráticas. Ello supone negar que la libertad de expresión y de información, de conformidad la Declaración Universal de Derechos Humanos, y la interpretación que de los mismos hace los Tribunales Internacionales, solo están limitados por el respeto a los derechos humamos.

    Así las cosa, este año hablaré del Franquismo. Yo sé que Franco murió en la cama. También sé, como dijo Nicolás Sartorius, que el franquismo murió en la calle. Aunque hay que matizar que se refiere a la estructura de poder institucional, porque ideología franquista, incompatible con una sociedad democrática, no desaparece por decreto, y todavía queda más de la deseada.
    En otro artículo expondré ejemplos de movilizaciones sociales que obligaron a que la dictadura aceptara un proceso de transición a la democracia, para evitar males mayores. Ahora, solo expondré las razones mínimas, por la cuales merece celebrase la muerte del dictador. Entre otras podemos señalar:

    1. -Su desaparición supuso el inició de la descomposición de un régimen que se impuso en el poder, por la violencia de las armas contra el legítimo gobierno de la Republica. Además, era el único aliado del fascismo y nazismo, que nos llevaron el desastre de la Segunda Guerra Mundial que se mantenía en el poder. Eso impidió que España fuera incluida en el Plan Marshall para reconstruir Europa.

    2. -La muerte de Franco propicio una amnistía que permitió salir de prisión a personas condenadas por defender las libertades democráticas.

    3. La guerra que iniciaron los franquistas: entre otras consecuencias produjo:

    El golpe de Estado de los franquistas ocasionó centenares de miles de muertos, entre la suma de los muertos en combate, los asesinados en la retaguardia, y durante la dictadura, los historiadores suman más de un millón. Además, de otros centenares de miles de exiliados.

    La situación sanitaria era tan penosa que el crecimiento demográfico, tras la guerra era negativo. Es decir, morían más personas de las que nacían. Es decir, la pirámide demográfica del año 40 era decreciente.

    El hambre y las escasas de fuentes de energía en la posguerra, hizo que se implantaran las cartillas de razonamiento, y se generalizara el estraperlo. Tan grave era la situación que un estudio analizó los registros de reclutamiento militar de jóvenes alistados entre los años críticos de la guerra (1937-1942), y el porcentaje de reclutas que no alcanzaban la estatura mínima de 1,55 metros aumentó del 3,4% al 5,1%. Además, se observó una disminución promedio de 2,1 centímetros en el perímetro torácico entre los nuevos soldados de 1937 y 1943.

    El crecimiento del PIB durante los años cuarenta fue tan reducido que la renta per cápita en España, hasta el año 1953 no se recuperó la del año 1935. Es decir, anterior al golpe de Estado de los franquistas. Eso agrandó la distancia que separaba la economía de España de la del resto de Europa, y que los españoles tuvieran que emigrar a Europa.

    Podríamos seguir, sobre las consecuencias negativas, en las que existe consenso entre historiadores, que el golpe de Estado y la dictadura del franquista, tuvo para España. Para ello, necesitaríamos un libro. Para eso ya están los litros de historia. Oponerse a que se celebre el inicio del proceso de liberación dictadura, es oponerse a la formación de opiniones libres.

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