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Traficantes de sueños

    Piense en un número. Ahora imagine 7540 personas. Ahora imagine 109. La primera de las cifras corresponde a las personas que han logrado llegar a las costas españolas en los meses de julio, y lo han hecho a través de una patera, el tradicional método empleado por personas provenientes de África Subsahariana, una de las regiones más pobres del mundo. No lo hacen para quedarse en nuestro país, pues al fin y al cabo sólo somos la puerta de entrada de Europa. Una Europa que les ofrece un mundo donde, al menos, tienen una posibilidad.

    Mientras la natalidad, los conflictos, las enfermedades, la miseria y la falta de oportunidades no dejan de crecer en los países de África, cada vez son más las mafias que se dedican a traficar con los sueños de miles de personas. La segunda de las cifras que les presentábamos corresponde al número de personas que se han ahogado en aguas españolas en lo que va de año, y no precisamente por estar disfrutando de un baño en los meses de verano. La de nuestro país sigue siendo una ruta atractiva para las mafias traficantes de sueños y personas. Ya sea por tierra, con o sin valla o por mar, los traficantes lanzan a la aventura a miles de jóvenes que quieren llegar hasta el prometido Occidente.

    Su sueño es nuestro fracaso. Un fracaso que va mucho más allá de controlar mejor o peor la frontera. Mientras nuestras industrias se abastecen de recursos baratos del tercer mundo, y mientras les ofrecemos, vía televisión, un futuro difícilmente imaginable en sus lugares de nacimiento, les cerramos a calicanto las puertas de Europa, dejando que mueran en aguas del Mediterráneo, convirtiendo a este mar en una gran tumba de personas y de plásticos.

    La necesaria política común europea en esta materia, para evitar que Italia y España, principalmente, hagan la guerra por su cuenta, y que se den casos como el anunciado cierre de fronteras por parte del gobierno italiano, se hace hoy más urgente que nunca. Hace falta más unión, y más europea, que en definitiva es, o debería ser, más humana.

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