Probable cohabitación inevitable en Francia, tras las elecciones inmediatas

Uno de los efectos secundarios que nos resultarían muy difíciles de entender a los españoles, es el que se suele dar con relativa frecuencia entre nuestros vecinos del norte.

Ya es inevitable la Presidencia de la República de Macrón, que las ha ganado en buena lid y con mayoría suficiente.

Ahora la semana que viene, se van a dirimir las legislativas, en las que se presume según los Institutos de Opinión, una encarnizada lucha en la que Melenchón, podría conseguir aglutinar en su apoyo una mayoría suficiente para formar Gobierno, frente al partido del Presidente de la República.

¿Sería eso bueno o malo para Francia?

Si estuviéramos hablando de España, yo sería un augur del caos más absoluto, porque no me puedo ni imaginar un Gobierno Socialista de Pedro Sánchez teniendo de Presidente a Feijoo ni mucho menos uno del líder gallego, bajo la presidencia de “Antonio”.

Agua y aceite, no mezclan bien.

Por muy limpia que sea el agua, el aceite contaminado acaba contaminándolo todo.

Pero este fenómeno, no es algo inusual en Francia y ha ocurrido con bastante frecuencia, teniendo como protagonista en cualquiera de las dos posiciones a Francois Miterrand  e incluso a Chirac.

Es así, porque allí se Gobierna pensando en todos los ciudadanos franceses y el sectarismo suele ser muy castigado por los votantes.

Incluso los propios sindicatos, se muestran mucho más sensibles y comprensivos a veces con las políticas liberales aplicadas por los partidos de centro, que con el radicalismo destructor de los puestos de trabajo de la extrema izquierda.

Saben perfectamente, que la riqueza sólo se puede redistribuir si se crea.

Esa es la razón fundamental, por la que le confían la gobernanza a partidos que no son de izquierdas ni de extrema izquierda, a fin de poder crear lo que luego debe de repartirse equitativamente, entre Gobierno, empresarios y trabajadores.

Así han funcionado en esencia siempre los electores y la sociedad francesa y por eso, no han tenido que sufrir desde hace muchos años un cáncer tan pernicioso como autodestructivo como lo es aquí el PSOE de Pedro Sánchez, muy distinto y peor al de Felipe González en su día.

Tuvimos un socialismo moderno europeo durante varias legislaturas, que con sus mejores y peores momentos supo mantener un ritmo vital aceptable.

Ahora estamos viviendo una repetición del “zapaterismo” corregido y aumentado, que nos lleva a la peor situación económica, financiera y social, de la Historia de España en los últimos cincuenta años.

O tomamos ejemplo de los franceses o seguiremos en un ostracismo similar al de los griegos en sus peores momentos.

Y de esas situaciones, no se sale cuando se quiere, sino cuando se puede y habiendo hipotecado el futuro de varias generaciones.

Hasta la semana que viene amigos.