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LA UNIÓ denuncia posibles problemas por una nueva concesión de licencias de la variedad polinizante de mandarinas Nadorcott

    LA UNIÓ de Llauradors denuncia los problemas que puede originar para el sector citrícola y apícola de la Comunitat Valenciana el nuevo proceso iniciado para la concesión de nuevas licencias de la variedad Nadorcott, mandarina híbrida que puede agravar las consecuencias de la polinización cruzada (pinyolà).

    LA UNIÓ ha pedido a la Conselleria de Agricultura que se involucre en este proceso para evitar las mencionadas repercusiones negativas de una decisión privada en el conjunto del sector citrícola y apícola. En este sentido, y como viene haciendo en los últimos años, ve necesarias medidas que limiten de forma urgente nuevas plantaciones de variedades susceptibles de provocar polinización cruzada, puesto que en caso contrario la Administración será responsable también de los perjuicios que puedan provocar decisiones de este tipo sobre el resto del sector, que se vería penalizado comercialmente al sufrir la presencia de semillas en sus frutos.

    Este nuevo proceso, que finalizará el próximo 30 de septiembre, prevé conceder más licencias de plantación a razón de una nueva por cada tres licencias ya dadas de Nadorcott (“o variedades esencialmente derivadas de Nadorcott de las que Carpa Dorada pueda llegar a ser titular en un futuro” dice la misiva a los socios de CVVP a la que LA UNIÓ ha tenido acceso). En dicha carta también se propone la sustitución de derechos de Nadorcott de forma gratuita, sobre los que no se ofrece mayor descripción y que por tanto no están testadas.

    Resulta más que evidente que un proceso 3x1 como éste supondrá una mayor plantación de árboles de una variedad híbrida que aumentará necesariamente la presencia de semillas en variedades sensibles próximas a estas plantaciones. Todo ello, además de hacer inútil el esfuerzo de los últimos años de la Conselleria de Agricultura de ir regulando indirectamente las plantaciones que provocan la “pinyolà” y abriendo zonas para posibilitar asentamientos de colmenas para los apicultores valencianos que, igual que los citricultores de variedades sensibles a la polinización, serían nuevamente los grandes perjudicados por decisiones de un club privado al verse obligados, en su caso, a alejar sus colmenas en periodos de floración para no agravar un problema que ellos ni sus abejas han provocado.

    Esta es la tercera ocasión en la que el Club de Variedades Vegetales Protegidas (CVVP) amplía la cuota máxima de árboles desde 2010/2011. En función de aquella oferta limitada, que se anunció que no superaría los 2,2 millones de plantas, los pequeños o medianos productores hoy integrantes de este club pagaron cifras hasta aquel momento desconocidas, derechos de plantación que atendidos los buenos resultados comerciales de la variedad entraron en un proceso inflacionista que parecía no conocer límites. Después de colocar en el mercado a precios desorbitados aquellos derechos con la promesa que ya se había llegado al umbral de 2,2 millones de árboles, empezaron a darse las sucesivas ampliaciones del mismo.

    Las ampliaciones han sido de 100.000 árboles la primera en favor de los socios de ASOVAV; de 200.000 plantas la segunda pactada con Anecoop y ahora de 500.000, la más ambiciosa de todas y dirigida a los propios socios del CVVP. Estas 800.000 plantas autorizadas en los últimos años suponen que una de las variedades híbridas más problemáticas por la polinización que provoca se extenderá por casi 1.900 hectáreas, en zonas dispersas, sin más control ni requerimiento para evitar los efectos de la polinización cruzada de los cítricos.

    El problema de la pinyolà se verá así aumentado. “Hay que poner freno, por cuestiones de utilidad pública, a este tipo de iniciativas privadas que juegan con el futuro de citricultores y apicultores”, señala el secretario general de LA UNIÓ, Ramón Mampel.

    LA UNIÓ quiere dejar claro que es totalmente legal esta nueva concesión al tratarse de las reglas de juego que marcan los propietarios de los derechos y los socios del club, pero aparte de la posible repercusión económica por la previsible reducción del precio de venta por aumento de la oferta de fruta -que es responsabilidad de los que adoptan las decisiones dentro del Club y de Carpa Dorada-, la decisión tiene también una clara repercusión para los apicultores pero también para el resto de productores de cítricos que no tienen ningún beneficio en este acuerdo de ámbito privado pero del que sufrirán las consecuencias.

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