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La Unidad Hospitalaria de Trastornos Alimentarios de Sant Joan implanta un sistema novedoso de control del peso

  • La estancia media de la unidad, que es de referencia provincial, se ha reducido a la mitad desde la utilización de este modelo

La Unidad Hospitalaria de Trastornos Alimentarios (UHTA) del Hospital Universitario Sant Joan d’Alacant, dependiente del Servicio de Psiquiatría, ha realizado una reorientación de sus dinámicas de trabajo, implantando un Sistema de Control Gráfico del peso que es pionero en la Comunitat.

“Hemos procedido a repensar la unidad para mejorar la calidad de la asistencia que ofrecemos a los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA)”, apunta Tomás Cantó, quien ha dirigido durante el último año esta unidad hospitalaria.

Desde hace tres meses, se ha implantado un sistema novedoso que promueve estancias más cortas en estos pacientes, de entre uno y dos meses, y más repetidas en el tiempo, mientras que el anterior modelo se caracterizaba por ingresos más largos y aislados, con una duración media de cuatro meses. “Con ello”, subraya Cantó, “se ha logrado una reducción del 50% de la estancia media en la UHTA”.

A través de la promoción de ingresos más cortos se persigue un objetivo global de recuperación del peso en cada estancia hospitalaria, que permita a los pacientes ir asentando los avances conseguidos de forma paulatina.

“Esta dinámica supone un primer empujón para los afectados, de tal forma que puedan seguir progresando en su domicilio, evitando así que estén alejados de su entorno durante un tiempo prolongado. Además, el hecho de seguir una línea de tratamiento coherente de forma reiterada, la hace más efectiva. De hecho, algunos de estos ingresos serán evitables si la evolución de forma ambulatoria es positiva”, señala el psiquiatra.

El Sistema de Control Gráfico del Peso se sirve de un soporte informático para supervisar la evolución del proceso de recuperación nutricional y calcular las necesidades energéticas individuales de cada paciente. “La importancia concedida a la recuperación de peso”, explica Cantó, “se basa en que la falta crónica de nutrientes altera las emociones y las capacidades cognitivas. Además, la desnutrición intensifica el nivel de angustia y obsesión que experimientan estos pacientes. Por ejemplo, no son capaces de percibir las alteraciones fisiológicas que están experimentando (caída del cabello, palidez, etc.)”.

Alcanzar un peso mínimo saludable; seguir un patrón de comidas regular (cuatro diarias); una alimentación variada y equilibrada; un estilo adecuado de ingesta y la eliminación de las conductas compensatorias, son algunos de los objetivos que el paciente tiene que haber conseguido al alta.

No obstante, la recuperación de peso es una condición necesaria aunque no suficiente en el tratamiento de los trastornos alimentarios, que debe ir acompañado también de terapia psicológica para el control de conductas.

En este sentido, se ha centrado toda la actividad de la unidad en los pacientes ingresados, de tal modo que, una vez se van de alta, su seguimiento vuelve a las Unidades de Salud Mental de zona. De este modo, el tiempo que anteriormente se destinaba al seguimiento ambulatorio de los pacientes, se dedica ahora íntegramente a los ingresados, ayudándoles a entender su problemática y cómo superarla, mediante terapia cognitivo-conductual, en sesiones tanto individuales como grupales.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) tienen una prevalencia aproximada del 1% y el 95% de los afectados son mujeres. “Pese a no contar con una alta prevalencia, lo que pone el foco de atención sobre estos desórdenes es su elevada tasa de mortalidad: diversos estudios cifran la mortalidad de los TCA en un 15% a los 35 años”, destaca Cantó.

La Unidad Hospitalaria de Trastornos Alimentarios de Sant Joan lleva 14 años en funcionamiento y actúa como recurso de referencia para la provincia de Alicante. Junto con las Unidades de Salud Mental de zona completa el programa de tratamiento de la anorexia y la bulimia nerviosas en su fase aguda, cuando los pacientes presentan una evolución insatisfactoria.

En un segundo paso se ha previsto elaborar protocolos específicos para menores de edad y para adultos, con el objetivo de facilitar el diferente abordaje e implementar mejoras continuas en la unidad.

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