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El Hospital Sant Joan interviene a un paciente con rizartrosis mediante una técnica novedosa

El Hospital Sant Joan interviene a un paciente con rizartrosis mediante una técnica novedosa
  • Esta patología afecta a un 15% de las mujeres mayores de 50 años

  • La artroscopia de la base del pulgar está indicada en casos intermedios, habiendo de recurrir en estadios más avanzados a la cirugía tradicional

El Servicio de Traumatología del Hospital Universitario Sant Joan d’Alacant, dirigido por el Dr. José Julián García, ha realizado hoy una artroscopia a un paciente con rizartrosis (artrosis de la articulación trapecio-metacarpiana o articulación de la base del pulgar), una intervención que se está iniciando en la actualidad y que en la provincia únicamente cuenta con alguna experiencia anterior en el Hospital de Orihuela.

El Dr. Luis Sánchez Navas, especializado en cirugía artroscópica, es el facultativo que ha llevado a cabo la primera intervención de este tipo que se realiza en Sant Joan, cuya duración ha sido de 45 minutos aproximadamente, incluyendo el posicionamiento del enfermo y la colocación del artroscopio (dispositivo que consta de una cámara, una lente y una fuente de luz), abarcando lo que es propiamente el tiempo quirúrgico media hora.

La rizartrosis es una patología relativamente frecuente, que afecta principalmente a mujeres de mediana edad (aproximadamente un 15% de las mujeres mayores de 50 años la padecen). Es una artrosis de la articulación base del pulgar con el hueso de la muñeca o trapecio. Produce pérdida de fuerza, de movilidad y dolor al hacer la pinza con la mano para coger objetos, por lo que se trata de una afección incapacitante, dado que es un gesto muy habitual y cotidiano.

“Generalmente”, señala Sánchez Navas, el tratamiento seguido por estas mujeres se basa en antiinflamatorios y alguna infiltración, puesto que la cirugía estándar es agresiva y en ella se extirpa este hueso y se interpone un fragmento de tendón para suplir el hueco; por este motivo, se tiende a demorar en el tiempo, hasta que la persistencia de los síntomas y la incapacidad llevan a tomar la decisión. En el caso que nos ocupa, la artroscopia es una cirugía mínimamente invasiva que nos permite abordar con poco riesgo y de forma precoz esta patología, que consiste en quitar tres milímetros de hueso afectado a través de dos incisiones y ese espacio no hay que rellenarlo, ya que se cubre con el propio hematoma y cicatriz que se generan”.

Progresiva innovación y generalización del abordaje artroscópico
Las posibilidades de las técnicas artroscópicas van aumentando y van apareciendo en articulaciones que hasta ahora no se daban porque eran inaccesibles o pequeñas, como sucede en la articulación trapecio-metacarpiana, y se van desarrollando tanto instrumental como técnicas adaptadas a resolver problemas específicos en nuevas articulaciones. “La técnica que hemos aplicado hoy es una de las más complejas porque requiere una mayor experiencia y formación, así como un instrumental muy específico (una óptica de tan sólo 1’9 milímetros y terminales pequeños). No obstante, una vez iniciado el camino en un centro, los profesionales que se dedican a esa área generalmente se unen, porque la idea es ir compartiéndolo y extendiéndolo”, apunta el traumatólogo.

Los resultados a medio plazo de los primeros casos son “prometedores” y la literatura científica internacional así lo recoge; por ello, como reconoce el especialista, “se está empezando a generalizar en otros países, aunque no deja de ser una técnica novedosa, que está en fase inicial de desarrollo, incluso a nivel internacional”.

En cuanto a los beneficios de la técnica mínimamente invasiva, ésta minimiza los accesos quirúrgicos, las cicatrices y las secuelas del abordaje quirúrgico. Otro aspecto beneficioso es que permite acceder a más sitios que un abordaje abierto: con un portal de artroscopia se entra por un sitio y se puede explorar prácticamente toda la muñeca, porque permite una mejor visualización de las estructuras. “Esta visión amplificada nos permite, además, reconocer e identificar lesiones concretas que con la cirugía tradicional no se definen bien”, señala Sánchez Navas. “Asimismo, se minimizan las complicaciones como pueden ser las infecciones, las lesiones de los nervios o los vasos adyacentes y vamos a tener el mismo resultado pero la recuperación del paciente es más rápida, ya que se traumatiza menos la muñeca y tiende a ser menos doloroso”.

No obstante, cabe destacar que esta técnica se aplica en pacientes seleccionados, que están sujetos a una situación clínica determinada; por tanto, hay casos en los que se requiere la cirugía tradicional, como puede ser en los estadios más avanzados de rizartrosis. Así, “la artroscopia está indicada en casos intermedios, por no esperar a que vaya a más, pero tampoco es conveniente indicar esta técnica de forma preventiva, sino que conviene adecuar la situación clínica y radiológica del paciente para obtener un buen resultado”.

 

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