SAGUNT | CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La exposición itinerante ‘El país que va fascinar Jean Dieuzai’ se inicia en Sagunto

ELPERIODIC.COM - 19/09/2018

La exposición itinerante El país que va fascinar Jean Dieuzai iniciará su recorrido en Sagunto, donde estará expuesta durante un mes en el Centro Cívico, antiguo sanatorio de Puerto de Sagunto. Esta obra fotográfica del autor francés, que continuará por otras ciudades de la Comunidad Valenciana, acerca al visitante a la sociedad valenciana de 1951 y 1971 y le permite reflexionar y entender su pasado.

La muestra está organizada por el Museu Valencià d' Etnología, con la colaboración del Ayuntamiento de Sagunto, y en ella se podrá observar la extensa obra de Dieuzai que reúne las imágenes que captó en Valencia en julio de 1951 durante el viaje que lo llevó a recorrer varios lugares de España y Portugal. En las fotografías advierte una forma de vida, costumbres y unas tradiciones contrapuestas a la Europa Occidental que estaba atravesando una época dorada gracias al crecimiento económico que experimentaba.

El autor francés, nacido en 1921 y fallecido en 2003, recorrió la península ibérica para ilustrar la España del sur y Portugal. Sin embargo, una vez aquí se desprendió de las indicaciones de su editor y en vez de fotografiar monumentos y paisajes, Dieuzaide decidió captar a las gentes y a las realidades cotidianas de la calle y el trabajo, centrando su mirada en la ciudadanía. Por su trabajo en España y Portugal, y luego por Turquía, es considerado un fotógrafo humanista.

El mismo fotógrafo declaró para el catálogo de la exposición celebrada en Valencia en 1990, en la sala Parpalló, que "con la fascinación del descubrimiento inicial, y no teniendo otro fin que mostrar lo que no existía en mi país, me sumergí amorosamente en el seno del país, amorosamente aprehendido desde mi uso de razón". Y aseguró que prefirió retener y preservar "las realidades cotidianas de la calle o del mundo del trabajo, esencialmente artesanal y rural, los gestos ancestrales de los pescadores, la mística religiosa, la sensualidad de la mujer, la dulzura o el orgullo de su cara, la arrogancia de su cuerpo, la emoción de su carne, de la misma manera que las complicidades del rostro de un niño pequeño; y también el universo de las personas pequeñas, portadoras de su honor y su alegría".