La nueva sede del Museo de la Fiesta de la Vendimia ya está inaugurada
El alcalde de Requena, Javier Berasaluce Ramos, de forma elegante quiso agradecer a la antigua Corporación Municipal que “lanzase el proyecto de restauración del edificio del futuro Museo de la Fiesta de la Vendimia”. Javier Berasaluce aseguró que estaba “muy contento y agradecido por el proyecto que había solicitado el PSOE y que gracias a esta propuesta ahora tenemos restaurada la infraesestructura que se convertirá en el Museo de la Fiesta de la Vendimia”. También dedicó unas palabras al Arquitecto Técnico Director de la Ejecución, Nicolás García; al Arquitecto Municipal, José Simó; así como al Arquitecto Proyectista y Director de las Obras, Francisco Taberner Pastor. “Gracias a vuestro trabajo, entusiasmo e ilusión ha sido posible la restauración de esta infraestructura que se convertirá en algo muy importante y especial para los requenenses”, aseguró el alcalde de Requena.
El Ayuntamiento de Requena adquirió este edificio en ruinas, para posteriormente restaurarlo. Los objetivos principales de esta rehabilitación han sido la recuperación del lienzo de muralla y, sobre todo, dotar de funcionalidad al inmueble. Para ello han realizado las siguientes actuaciones: restitución del lienzo defensivo, la restauración de las partes del inmueble original y la sustitución de las partes irrecuperables. Además, se ha conservado la decoración original del edificio y se ha recuperado el volumen y grosor de la muralla primitiva.
El presupuesto invertido en estas obras ha sido de 434 euros de fondos municipales, para la primera fase; y 289 euros de fondos europeos, en la segunda fase.
En cuanto a superficies, el edifico está formado por cuatro plantas, de las cuales 450m² eran útiles, mientras que 760m² son los que se han construido.
La infraestructura recorre la calle de Santa María, desde la Plaza de la Fortaleza a la Puerta de Alcalá, característica por su papel como antigua residencia de los Caballeros de la Nómina. El edificio original, seguramente del siglo XVIII aunque se desconoce cuándo se construyó exactamente, está apoyado en la muralla que circundaba. La estructura debió comprender sólo la parte central, la que se amplió posteriormente hacia la derecha y hacia la izquierda. Ésta se ornamentó con una sucinta decoración con pletinas metálicas con el objetivo de unificar las ampliaciones.
Tanto el esquema funcional como la integridad física del edificio, sufrieron una constante degradación a partir de mediados del S.XX.
Según el Arquitecto Municipal Pepe Simó, “el edificio respondía a las necesidades de un labrador acomodado. En el subsuelo había una cueva destinada a la elaboración del vino, en la calle un zaguán y escalera; y al fondo los pesebres de los animales. Por otro lado, el entresuelo estaría destinado a la servidumbre o administración de las propiedades. Además, el caserón pasó de ser habitado por una familia a serlo por siete”.
En el tránsito de vivienda a casa de vecindad, se perdió la cueva que había, debido al desnivel existente entre las calles.
