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Una tesis propone un sistema de producción controlada de opio en Afganistán con el que fabricar medicinas para el Tercer Mundo

  • Una comisión académica de la Facultad de Derecho juzgará mañana a las 12.30 horas el trabajo del holandés Jorrit Kamminga en el departamento de Derecho Constitucional y Ciencia Política

La Facultad de Derecho de la Universitat de València acoge mañana viernes 24 de septiembre en el departamento de Derecho Constitucional y Ciencia Política la presentación del trabajo de investigación Opio bajo licencia en Afganistán: ¿Una solución viable para la economía ilícita del opio del país? El autor es el investigador de origen holandés Jorrit Kamminga, quien ha elaborado el trabajo en el marco del Programa de Doctorado ‘La Europa de las Libertades’.

La investigación, a la que acompaña un video ya dispobible en YouTube será juzgada a las 12,30 horas, por una comisión académica integrada por los doctores Josep M. Felip (Universitat de València), Alberto Priego (Universidad Pontificia de Comillas) y José Baqués (Universitat de Barcelona).

En la investigación se explora la posibilidad de resolver parte del gravísimo problema del narcotráfico en Afganistán mediante el establecimiento de un sistema legal de producción controlada de opio para la fabricación de medicinas esenciales como la morfina y la codeína con miras a su uso dentro del país pero –sobre todo– a su comercialización en el Tercer Mundo. Esta venta se produciría a precios por debajo de los actuales del mercado, a fin de aliviar parte de la vasta demanda insatisfecha de analgésicos que existe a nivel global. No cabe olvidar a este respecto que hasta un 80 por ciento de la población mundial –sobre todo los países en vía de desarrollo– tiene poco o ningún acceso a estas medicinas esenciales.

El trabajo de investigación también incluye las impresiones de la visita de estudio que Jorrit Kamminga hizo a la región de Afyon –en el oeste de Turquía– donde ya existe un sistema semejante. Concluye que es posible mantener un sistema que a la vez produzca analgésicos vitales y altamente demandados, mantenga el empleo de agricultores en zonas pobres o con pocas alternativas, y ayude a mantener una tradición culinaria a base de la misma amapola.

Opio bajo licencia en Afganistán: ¿Una solución viable para la economía ilícita del opio del país? aborda este asunto desde cuatro ángulos complementarios, analizando el contexto legal, sobre todo las normas internacionales y afganas que pueden favorecer o complicar la implementación de un sistema de opio bajo licencia. En segundo lugar, el contexto económico; también el contexto político al nivel doméstico e internacional; y por último las vastas implicaciones en seguridad que han de ser incluidas en cualquier análisis de la situación actual en Afganistán, dadas las conexiones existentes entre el narcotráfico y la insurgencia talibán. El autor concluye que en tres de estos cuatro campos deberían ser pocos los obstáculos que se interpusieran en la implementación de un proyecto piloto que permitiera investigar si es viable la implementación de la idea a una escala más amplia.

Ley antidroga en Afganistán

Por lo que hace a lo primero, Afganistán dispone ya de una ley antidroga que prevé la eventualidad del establecimiento de un sistema de cultivo del opio bajo licencia, con lo que quedan descartados los obstáculos normativos. Desde la perspectiva económica, se estima que el sistema contribuiría al desarrollo de las zonas rurales más deprimidas del país, tanto a la hora de crear empleos dentro de la economía legal, como un primer paso para la diversificación de las comunidades que todavía dependen casi completamente del cultivo ilícito del opio.

En el terreno político la investigación de Kamminga advierte de la existencia de posibles barreras para la implementación de un proyecto piloto, siendo la principal la necesidad de un cambio de mentalidad por parte de los políticos –sobre todo, los de países como los EEUU y el Reino Unido– que más influencia tienen sobre la política antidroga de Afganistán.

Por último, aunque el contexto de seguridad sí parece problemático no tendría que suponer un obstáculo insalvable, ya que la comunidad internacional aprendió en los últimos nueve años de presencia en Afganistán que la seguridad no mejora si no va acompañada de desarrollo: la implementación de un sistema controlado de cultivo de opio bajo licencia podría ser un primer paso hacia un mayor desarrollo en las zonas rurales y, con el tiempo, también hacia una mejora de la seguridad.

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