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El museo Hendrik Christian Andersen de Roma acoge la exposición Ignacio Pinazo en Italia

El museo Hendrik Christian Andersen de Roma acoge la exposición Ignacio Pinazo en Italia
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    El museo Hendrik Christian Andersen de Roma acoge la exposición Ignacio Pinazo en Italia - (foto 2)

    El museo Hendrik Christian Andersen de Roma acoge, desde hoy y hasta marzo de 2009, la exposición “Ignacio Pinazo en Italia”, que ha sido presentada esta mañana. Es la primera vez que se realiza una monográfica de Pinazo fuera de España.

    La exposición  “Ignacio Pinazo en Italia”, que se expuso el pasado mes de septiembre en el IVAM,  prosigue con el ciclo de muestras dedicadas a difundir e investigar la inmensa obra del pintor valenciano. En esta ocasión, se centra  en el período 1870-1880, que coincide con las dos estancias de  Ignacio Pinazo en Italia, con el objetivo de completar su formación.

    Es esta una década decisiva en la vida y la obra del artista ya que está repleta de descubrimientos y proyectos que culminan con la realización de varias de sus obras maestras.

    La muestra, comisariada por el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valencia, Francisco Javier Pérez Rojas, reúne un total de 262 piezas entre óleos y dibujos, la mayor parte de las cuales se exhiben por primera vez.  

    Las obras de la exposición provienen de  la Casa Museo Pinazo, Museo de Bellas Artes de Valencia, Museo de Bellas Artes de Asturias, Diputación de Valencia, Museo Nacional de cerámica González Martí y el Museo del Prado, además de los fondos del IVAM.

    Ignacio Pinazo

    En 1872, Pinazo aspira a la beca de pensionado en Roma de la Diputación de Valencia, sin éxito, lo que no le impide realizar un viaje por cuenta propia que se verá completado con una segunda estancia oficial como pensionado entre 1876 y 1880. El primer viaje a Italia de Ignacio Pinazo, libre de compromisos oficiales, es muy importante en su evolución y tuvo resultados inmediatos. En Italia puede ver las obras de los grandes genios del Renacimiento y entrar en contacto con el ambiente artístico que allí se respira.

    Aunque París ya había desplazado a Roma como lugar de atracción y laboratorio de la pintura moderna, esta última ciudad seguía siendo un punto de confluencia internacional que favorecía la presencia de las distintas academias internacionales allí existentes. En su primer viaje Pinazo entra en contacto con el círculo de Fortuny en Roma, al cual llego a conocer un poco antes de su prematura muerte. Pinazo era un gran admirador de Fortuny y Rosales que fueron sus auténticos guías y modelos en este momento.   

    En su estancia de 1873-1874 Pinazo no realiza grandes composiciones, sino estudios y obras de pequeño formato inspiradas en la realidad más inmediata. El paisaje y la pintura al aire libre se abren camino con decisión a partir de este momento, pues hasta ahora había cultivado preferentemente el retrato y la pintura costumbrista. La serie de vistas y perspectivas que realiza del claustro de San Juan de Letrán, que ahora se identifica en su secuencia, son de lo más especial de este momento.

    De 1874 es el retrato que hace de una Ciociara; ejemplo de su interés por reflejar los tipos italianos más genuinos. Pinazo desarrollará una amplia galería de tipos italianos a lo largo de sus dos estancias, pero será el paisaje uno de los apartados que parece descubrir y desarrollar con mayor agrado. Pinazo es un paisajista puro; curioso y analítico, es un observador atento del entorno, con una extraordinaria sensibilidad hacia las bellezas y manifestaciones de la naturaleza.  

    A su regreso a Valencia en 1874 el horizonte de pintor se ha enriquecido considerablemente y puede competir con más seguridad a la pensión de la Diputación de 1876, que ahora obtiene con el lienzo de tema histórico Desembarco de Francisco I en Valencia. Tras contraer matrimonio con Teresa Martínez marcha a Roma. La labor que despliega en estos cuatro años es extraordinaria y con muy pocos paralelos entre los artistas de su tiempo.

    Pinazo no sólo cumplió rigurosamente con sus envíos sino que tuvo tiempo de realizar cientos de estudios y apuntes al óleo del natural, que junto con la ingente cantidad de dibujos que realizó, constituyen una de las crónicas más vivas de la vida italiana, lo cual no hace sino evidenciar la universalidad de su obra. Pinazo abre ahora la tan aludida vía del llamado “luminismo valenciano”, del que es uno de sus indudables creadores. Los asuntos de playa, los paisajes urbanos, los tipos populares y hasta los temas de historia son abordados con unas perspectivas claramente modernas.

    La muestra deja patente la extraordinaria fecundidad de Pinazo en este momento. Como complemento de estas investigaciones llevadas a cabo por el comisario y el equipo de investigadores, se ha editado un voluminoso catálogo con más de trescientas ilustraciones que documenta y estructura la producción de estos años.

    Se  trata de una obra de referencia imprescindible para el conocimiento de la obra de Pinazo y de la pintura valenciana en general por las múltiples ramificaciones que tiene la aventura plástica de Pinazo. Han escrito en el catálogo Javier Pérez Rojas, Carlos González, Aída Pons, Andrés Jiménez, Flavia Matitti, Mateo Sagramora, Franco Tirletti y  Vicente García Edo.

     

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