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Se absuelven dos casos de maltrato por violencia doméstica

    Dos hechos sucedidos a finales de 2010, específicamente en septiembre y octubre, han sido juzgados y resueltos por la Audiencia Provincial de Valencia. Ambos han sido absueltos, y su denominador común era la violencia doméstica: en un primer caso, hacia un hijo menor de edad, en el segundo, hacia su cónyuge. Han sido resueltos en el mes de abril, en un ambiente en que parece cada vez más común las discusiones y peleas en el ámbito familiar que desembocan en una violencia física.

    La Justicia se rige por normas que los ciudadanos muchas veces desconocen, y que hacen que un simple hecho como un golpe o un maltrato verbal tengan muchos recovecos y elementos que analizar. En este caso, ambas sentencias hablan de violencia física y verbal: el padre obliga a su hijo a levantarse de la cama para acompañarlo al trabajo tirándole del pelo, la pareja tiene una discusión a los gritos que acaba con una hemorragia nasal y un traumatismo en un dedo de la mano izquierda de la mujer. El padre reconoce haber realizado tal acción, y sin embargo, es absuelto. La mujer tiene pruebas físicas de que el hecho sucedió, y sin embargo, el hombre solo es multado económicamente.

    Sin embargo, un hecho fundamental es demostrar la violencia como resultado de una relación desigual, de poder, o discriminatoria. Por ejemplo, en el caso del padre, se demuestra que no hay una relación desigual, que la decisión de la violencia física leve se debe a una necesidad por parte del padre ante una respuesta irrespetuosa y desobediente. Al no considerarse una violencia desproporcionada para conseguir que se reduzca la conducta violenta del hijo, el hombre queda absuelto.

    Por su parte, el otro caso no se considera violencia de género, ya que hay un origen compartido del enfrentamiento verbal entre el acusado y la lesionada, donde es difícil ver si se produce una relación de dominio, ya que la violencia física viene aparejada por el escenario generado entre los contendientes más que por la acción de uno de ellos. Por otra parte, todos los testimonios explican con detalles la discusión, pero en ningún momento pueden explicar cuándo y por qué se producen las lesiones. Además, el acusado presenta también lesiones: arañazos en la mano derecha, cervicalgia y una contusión supercilia derecha. A esto le podemos sumar que el acusado está recibiendo un tratamiento paliativo de morfina, ya que padece una enfermedad degenerativa, que disminuye su estado físico y fortaleza.

    Por tanto, aunque a muchas personas les pueda parecer incorrecto, la Justicia debe regirse por unas normas determinadas que permitan analizar, lo más objetivamente posible, los hechos presentados, a fin de no culpar a alguien desmedidamente o poner en prisión a un inocente. Sin duda, parece difícil no condenar a alguien en un momento de auge de la violencia doméstica, pero por esa misma razón, son necesarias las normas.

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