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El Puig de Santa Maria homenajea al “salvador” del Monasterio

El Puig de Santa Maria homenajea al “salvador” del Monasterio
  • El padre Felix Ramajo consiguió reunir 200 millones de las antiguas pesetas y evitó la ruina de este monumento, buque insignia de la reconquista y del pueblo valenciano

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El Puig de Santa Maria homenajea al “salvador” del Monasterio - (foto 2)
El Puig de Santa Maria homenajea al “salvador” del Monasterio - (foto 3)
El Puig de Santa Maria homenajea al “salvador” del Monasterio - (foto 4)

Luce espléndido entre las dos montañas que lo cercan. Es motivo de orgullo para sus vecinos y lugar de paso obligado para los 17.000 turistas que cada año lo visitan. Sin embargo el Real Monasterio no siempre ha tenido esta apariencia impecable. En los años 60 estuvo a punto de derruirse si no es por la intervención del Padre Ramajo (Zamora, 1926-2001) que, movilizó a toda la sociedad, tanto valenciana como del resto del país, civil y religiosa, de todos los estatus y consiguió acometer la colosal obra de reconstruir el monumento. El declive de la construcción alcanzó tal deterioro que incluso se pensó en utilizarlo como cantera y proporcionar la piedra para la realización de nuevas obras públicas.

La inversión en la reconstrucción se sitúa en unos 200 millones de las antiguas pesetas, que ahora tendría un valor incalculable. Fueron meses de trabajo, años incluso, que dieron su fruto. En 1969 fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural). La marca Monasterio del Puig y, el mismo municipio como hito de la reconquista de Valencia y como santuario mariano de la patrona del reino de Valencia, se relanzó y consiguió que los reyes de España, de Don Juan Carlos y Dona Sofia, visitasen el municipio en varias ocasiones y se consolidara como residencia oficial real. El empeño y determinación del padre Ramajo en la restauración de uno de los más emblemáticos edificios de la comunidad, trajo también consigo la mejora de la comunicación de esta histórica villa y unas importantes plusvalías económicas, religiosas y sentimentales que quedaron como herencia a las generaciones sucesivas.

Esta gran hazaña ha sido hoy puesta en valor con el homenaje al que han retratado como “el salvador del Monasterio”, impulsado por la Real Orden de los Caballeros, que él reinstauró, y al que se ha sumado el Ayuntamiento, la Orden Mercedaria y la población en pleno de El Puig de Santa Maria. La explanada aledaña al Monasterio llevará para siempre su nombre, “Plaza del Pare Félix Ramajo”, la de un hombre “que amó sobremanera a la tierra que sirvió”.

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