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El valenciano Héctor Lara: de las burlas en el colegio a subcampeón de España de boxeo

El valenciano Héctor Lara: de las burlas en el colegio a subcampeón de España de boxeo
  • Con 15 años es todo un ejemplo de disciplina pese a los complicados inicios

Héctor Lara, joven de 15 años que estudia 2º de ESO en el Instituto de Puçol, se ha proclamado en otoño de 2024 subcampeón de España de boxeo en la categoría júnior. Hace poco más de tres años que se inició en el boxeo y ya ha conseguido el subcampeonato de España y el campeonato Autonómico en la categoría supermosca, de menos de 52 kilos de peso. Héctor y su entrenador hablan de su historia, de su día a día y de sus proyectos futuros.

«Se reían de mí en el cole, pero cuando empecé a entrenar y mejoré el físico, todo cambió», explica Héctor Lara con una sonrisa que resume el origen de su interés por el boxeo. Con 52 kilos, que debe mantener durante todo el año para no cambiar de categoría, ya está en la élite autonómica y nacional.

Gran parte de culpa de su ascenso la tiene Ramón Lord, que no solo es su entrenador, sino también preparador, pedagogo y gran amante del boxeo, al que considera un deporte muy desconocido: «Valencia ya ha cumplido los cien años de boxeo y el primer campeón del mundo fue valenciano».

Pero no solo habla del pasado, como experto destaca las tres escuelas en que se basa la preparación de sus pupilos: primero, la escuela de boxeo, en la que se aprende la técnica; segundo, la de combate, que permite entrenar con otro compañero y controlar el reglamento y las zonas del ring; finalmente, la escuela de sparring, en la que ponen en práctica las enseñanzas.

Superadas las tres escuelas, es la hora de competir, pero con limitaciones.

«Los juniors solo disputan tres asaltos de dos minutos cada uno», explica el entrenador. «Antes de esa edad no se puede competir en España porque la Ley no lo autoriza. Quizá demasiado tarde en comparación con otros países, como Cuba, mi país, donde se empieza unos años antes».

La protección, una de las claves de este deporte. Primero con el control de las edades en que se puede boxear, a partir de los 15 y 16 años, la categoría júnior. Pero también con elementos para garantizar la salud de los participantes: el casco, los guantes y la presencia de un médico en cada competición.

«Y luego está el nivel de exigencia de mi familia y mi entrenador para poder boxear», añade Héctor. «Cada día voy al instituto por las mañanas, luego a casa a comer. Por la tarde, primero estudio y acabo los deberes… y a las 19.30 horas comienzo el entrenamiento diario durante 90 minutos. Al volver a casa, cenar, finalizar si queda algún deber del instituto y a dormir».

Un horario que deben cumplir todos los que entrenan con Ramón en el Puerto de Sagunto. Si su filosofía es demostrar que «el boxeo no son dos señores que se pegan», debe ser exigente con sus alumnos para que den el valor debido en su día a día a los estudios: «Si no estudian, no boxean. Si no aprueban los exámenes, no compiten. Además, en el gimnasio tenemos una oficina arriba y si alguien no aprueba o tiene exámenes, primero pasa por la oficina a atender los estudios y luego, si mejora los resultados, baja a entrenar».

Disciplina, una palabra que Héctor tiene asumida desde que comenzó a entrenar hace poco más de tres años. Sabe que necesita una gran preparación para los dos minutos de cada asalto. En el Campeonato de España se enfrentó a representantes de Andalucía, Madrid y La Rioja, a los que no conocía y no pudo estudiar previamente, por lo que la clave está en la preparación previa.

«Entreno cinco días y los fines de semana me voy a correr. La preparación es fundamental, porque luego te lo juegas todo en la semana que dura el campeonato», continúa el subcampeón de España júnior. «Empecé con el boxeo en un gimnasio de Sedaví, con Adrián Cozma, el otro joven boxeador de Puçol. Ahora él tiene su gimnasio en la población y yo entreno en el Puerto de Sagunto, con Ramón. Y desde el principio tengo claro que su método es el mejor: el rendimiento académico va antes y luego el boxeo. Cuestión de disciplina».

Una disciplina que también le viene de su bisabuelo, ya fallecido, que fue boxeador el siglo pasado y que le acompaña siempre, con su foto y su camiseta. Los lleva en su inseparable mochila y son, en gran medida, su fuente de inspiración.

Héctor disfruta cuando boxea y cuando habla de boxeo. Queda muy lejos aquel niño de once años del que se burlaban sus compañeros. Hoy es un joven disciplinado, con buen rendimiento académico y con un físico imponente… no se llega a la final del Campeonato de España sin un duro entrenamiento o sin disciplina.

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