Selma Adam y la aventura de pintar con el dedo sobre melamina negra

Selma Adam es un joven autor con una técnica muy particular: utiliza como soporte la melamina que todos conocemos como material para construir muebles de cocina y sus pinceles son los dedos de la mano, con los que recorre este soporte brillante y rugoso que, sin embargo, no absorbe el esmalte blanco con el que ha construido la mayor parte de su obra, excepto esos Retales en los que además del blanco y negro experimenta con pigmentos de color. Un desafío que ofrece resultados sorprendentes, como se puede comprobar en la Casa de Cultura de Puçol del 9 al 29 de marzo.

Siete años lleva Selma Adam perfeccionando una técnica de la que no conocemos antecedentes: tableros de melamina negra pintados con esmalte sintético blanco usando los dedos para el diseño, porque este tipo de pintura no puede expandirse con el pincel, porque la melamina negra ofrece el negro puro y vivo equiparable a su amada fotografía en blanco y negro y, en definitiva, porque esta técnica le permite jugar con la luz para dar forma a la oscuridad... e invitar al público a que imagine lo que no llega a mostrar cada cuadro.

Temáticamente, la figura femenina es la protagonista de gran parte de su obra: una figura que muestra su belleza exterior y nos permite imaginarnos su belleza interior a través de la mirada y de las manos, dos de los elementos tratados con más expresividad.

De todo ello no sólo puede disfrutar el público que se acerque a la Casa de Cultura cualquier día laborable hasta el 29 de marzo, para degustar gratuitamente la exposición Tessitura, sino que ya han tomado buena nota algunos de los alumnos más jóvenes de las escuelas municipales de cultura: los de Bellas Artes.

Este curso, los alumnos de Bellas Artes no sólo aprenden viendo exposiciones sino conversando con los autores, y ahora, además, toman apuntes al natural, de pie, sentados o tumbados frente a las obras que se exhiben en la sala de exposiciones, mientras disfrutan de aperitivos y refrescos durante la inauguración.

Una gran idea que su profesor, Fernando Gandía, defiende asegurando que «antes sólo bajaban a merendar y no siempre prestaban atención a la obra expuesta; ahora picotean, pero charlan y, sobre todo, intentan hacer algún apunte, algún ensayo tomando como base la exposición que se inaugura cada mes en la Casa de Cultura».

Puestos en esta tesitura, los alumnos hace meses que no se pierden una exposición... para ellos también es una gran aventura conocer en persona a los artistas que pasan por Puçol.