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La alcaldesa recibe a Jordi Garcés tras su tercer doctor honoris causa

La alcaldesa recibe a Jordi Garcés tras su tercer doctor honoris causa

    La alcaldesa de Puçol, Lola Sánchez, recibió en el Ayuntamiento a Jordi Garcés, hijo predilecto de la Villa de Puçol y tres veces reconocido como doctor honoris causa en diferentes universidades. El docente, que ha ocupado la Cátedra Príncipe de Asturias en la Georgetown University de Washington DC (EEUU), hizo hincapié en la importancia de que los estudiantes vivan experiencias internacionales para enriquecer su visión.

    Lola agradeció la visita del profesor universitario tras haber recibido el título de doctor honoris causa por tercera ocasión, y elogió su preocupación “por la juventud, la educación y el bienestar de la ciudadanía”. Asimismo, dio las gracias por que el hijo predilecto de Puçol fuera “un ciudadano más que, siempre que tiene un rato, vuelve al municipio”.

    Jordi Garcés apreció el reconocimiento que supone ser investido doctor honoris causa: para llegar a este punto es necesario recorrer un largo camino hasta que las investigaciones realizadas durante una carrera profesional “llegan a tus compañeros y quieren reconocerte en su propia universidad”, un hecho que valora mucho. Ha recibido ese título en tres ocasiones –en 2010, por parte de la Universidad de San Pedro (Perú); en 2013 por la Universidad Autónoma de Encarnación (Paraguay) y, en 2017, lo obtuvo en España por parte de la Universitat Jaume I–, y lo consideró “un honor muy grande” durante el encuentro con la alcaldesa, como lo fue “ser nombrado hijo predilecto”.

    A la hora de comparar la dinámica de las universidades españolas con las de otros países, el también catedrático de la Universitat de València remarcó que son sistemas educativos distintos. La universidad pública, predominante en España, “tiene mucho prestigio y es muy accesible, mientras que no todo el mundo puede pagarse unos estudios privados”, señaló. El peligro de esta última modalidad, indicó, es el hecho de que, pese a enfocarse en la excelencia, “construiría una sociedad elitista”. “A pesar de que el sistema de universidad pública está bastante masificado, da una posibilidad de acceder a los estudios que, de otra forma, no tendríamos”.

    Las universidades españolas están entre las 400 primeras en todo el mundo, lo cual es un hecho muy positivo si se tiene en cuenta las miles de universidades existentes, apuntó. Para poner de relieve su calidad, recalcó su “profesorado excelente y el alumnado con talento”, aunque echó en falta “incentivos para los docentes investigadores, ya que es necesario estimular la investigación para equipararnos con otros países”.

    “La conexión entre la universidad y la empresa debería potenciarse”, propuso, ya que consideró fundamental la transferencia del conocimiento a la sociedad para crear, por ejemplo, empresas e impulsar el emprendimiento. “El sistema educativo revoluciona todo”, afirmó al poner como ejemplo la movilidad social ascendente que fomentan los estudios.

    El profesor también hizo referencia al problema de desocupación de los universitarios recién graduados: “la hiperespecialización podría cambiar la percepción” que genera la citada masificación de las aulas y recomendó la realización de estudios de posgrado, sin olvidar la movilidad internacional. “Eso es algo muy importante, y en España es de las más bajas debido a causas estructurales y culturales”.

    Vivir experiencias internacionales es un camino para “perder el miedo a lo desconocido, enfrentarte solo a los problemas y encontrarte a ti mismo”. Además, es algo de lo que se beneficia “tanto tú como tu familia, que bebe de ese proceso”. Jordi defendió que “se debe normalizar la internacionalización desde pequeños” y animó a que los padres “enseñen y empujen a sus hijos a salir, a que tengan una visión internacional y sean constantes”. Asimismo, el docente remarcó la importancia de contar con “un buen lazo afectivo con la familia, eso no debe perderse”.

    Ha impartido clase en la UV, donde es catedrático; en la Universidad de Innsbruck (Austria) y en la Universidad Erasmo de Rotterdam (Países Bajos). Su último destino fue la Universidad de Georgetown (EEUU), donde ha ocupado la Cátedra Príncipe de Asturias: se trata de una posición que fue creada en 1999 en honor al actual rey de España, Felipe VI, ya que realizó sus estudios de posgrado entre esos muros. “Fue un proceso que contaba con un comité muy potente, donde se elige a los candidatos en función de sus méritos y currículum”, evocó.

    Gracias a esa condición, pudo comprobar que “había miles de españoles trabajando en materias relacionadas con ciencia y tecnología en EEUU, pero no existía ninguna organización que los aglutinara”. Por esta razón, colaboró en la formación de ECUSA –Españoles Científicos en USA–, una asociación que ya ha organizado varios encuentros.

    Los premios Garcés Durà a la excelencia académica que premian a los mejores expedientes de segundo de bachiller surgieron con motivo de ser nombrado hijo predilecto de la Villa de Puçol: “me sentía con la responsabilidad de devolver a mi pueblo lo que ha hecho por mí”. El objetivo de su instauración fue “incentivar y motivar las calificaciones más altas; es una forma de premiar el talento frente a una sociedad excesivamente materialista, donde se le da mucha importancia a la capacidad económica”.

    En su opinión, “la gente bien conducida puede llegar a donde quiera, pero debe estar motivada, por lo que es vital animar, dirigir y orientar a los estudiantes para que alcancen su máximo nivel”. “Se puede hacer, pero falta la cultura”.

    Además, Jordi se decantó por la creación de un Ministerio de Educación y Ciencia, ya que consideró que debe unirse la ciencia con la educación primaria y secundaria. “Hay que motivar a los pequeños”, insistió, “y normalizar hablar sobre ciencia en la vida cotidiana”. El catedrático reivindicó la relación entre ciencia, educación y emprendedurismo; y reclamó la creación de un pacto de estado por la ciencia en el que, al menos durante 15 años, “no se toque lo que consensúe”.

    El doctor honoris causa subrayó la importancia de causar un impacto social con el trabajo que cada individuo realiza y el valor que tiene esta acción. A su vez, recordó: “Si tienes un sueño, solo cuentas con una vida, así que ¡a por él!”.

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