elperiodic.com
SELECCIONA IDIOMA
Valencià

Elena Romaguera presenta entre amigos su cuarta obra: «Y me dijo que se llamaba Juan»

Elena Romaguera presenta entre amigos su cuarta obra: «Y me dijo que se llamaba Juan»
    MÁS FOTOS
    Elena Romaguera presenta entre amigos su cuarta obra: «Y me dijo que se llamaba Juan» - (foto 2)
    Elena Romaguera presenta entre amigos su cuarta obra: «Y me dijo que se llamaba Juan» - (foto 3)
    Elena Romaguera presenta entre amigos su cuarta obra: «Y me dijo que se llamaba Juan» - (foto 4)
    Elena Romaguera presenta entre amigos su cuarta obra: «Y me dijo que se llamaba Juan» - (foto 5)

    El 2 de diciembre, Elena Romaguera presentó su cuarto libro en la Casa de Cultura de Puçol. Y me dijo que se llamaba Juan es una colección de poemas, relatos y letras que pasean por sus memorias y las de quienes le han acompañado durante su vida. Algunos estaban presentes en la sala y leyeron fragmentos, otros los disfrutarán allá donde estén. Todo muy familiar… porque a Elena siempre le gusta estar «entre amigos».

    Elena Romaguera i Romero es nueva en esta plaza, pero en vez de mirar con recelo a su alrededor, desde el primer momento se lanzó al ruedo, con una carta dirigida a los vecinos de Puçol en la que hablaba de sus experiencias y cómo la habían recibido.

    Esta Carta a Puçol, finalmente, fue leída durante la Fiestas Patronales y Populares en septiembre, en la iglesia de los Santos Juanes. Fue una de sus primeras apariciones «en público» en su nueva casa… pero prometió que no sería la última.

    Y el 2 de diciembre cumplió su palabra.

    Rodeada de amigos de su querida Calatayud, de sus compañeros de aventuras literarias en Valencia y, por supuesto, de su familia —que siempre se involucra en sus propuestas creativas—, Elena presentó en la Casa de Cultura su cuarto libro, de la mano del poeta y astrólogo José Luis Carrión Bolumar, que hizo las veces de presentador y de lector.

    En realidad, lectores hubo muchos, porque es difícil decirle no a una persona como Elena, con un ímpetu y una energía poco habituales en alguien cuyos nietos podrían perfectamente haber estado sentados entre las 30 personas que se dieron cita en la Casa de Cultura.

    Así que por el imaginario escenario fueron desfilando amigos y compañeros de distintas épocas para leer un fragmento de los 12 poemas o de los 10 relatos que conforman Y me dijo que se llamaba Juan, esta cuarta obra que combina por primera vez poesía y relatos, aunque siempre «con un marcado perfil religioso, en el que el agradecimiento y el perdón aparecen en muchos tramos», como señaló José Carlos, escritor y actor que añade en el epílogo: «Pasión, ingenio y compromiso fiel con la literatura son sus señas de identidad».

    Todos amigos, todos conocidos por su nombre, no hacen falta apellidos cuando alguien se encuentra rodeado de su círculo de amigos. Joaquina comenzó con la lectura de La barca, un poema dedicado al mar, otra de las señas de identidad de Elena, como confirman las portadas de sus cuatro libros, donde siempre está presente el Mediterráneo.

    Elena leyó precisamente Y me dijo que se llamaba Juan, que da título a su nueva obra. Manuela, compañera del grupo Bibliocafé, rememoró El día en que me hice mayor. Al presidente de la asociación de críticos literarios valencianos, Juan Luis, le correspondió No te comprendí, una poesía dedicada a la madre de la autora.

    En ausencia del médico que ha tratado durante años a Elena en Valencia, tomó el testigo José Luis —hombre para todo en la tarde del 2 de diciembre— y leyó uno de los más emotivos: ¿Dónde está el mar?, una reflexión de la autora de los tiempos en que vivía en Toledo, lejos de su querido Mediterráneo.

    Una vecina de Puçol, Amparo, muy conocida por esa papelería por la que todos hemos pasado a por libros en más de una ocasión, fue la encargada de repetir en público esa primera Carta a Puçol ya leída en el púlpito durante las fiestas.

    José Enrique, compañero de andanzas en el Ateneo Mercantil, se ocupó de Una visión. Y un actor, Bernardo, fue encargado de interpretar el poema favorito de Elena, Gracias, también conocido como Libro. Dos palabras que, juntas, reflejan muy bien el espíritu de la autora.

    Y, por último, Elena leyó un relato algo más amplio: Juventud, divino tesoro, escrito en el año 2014 para el Ateneo Blasco Ibáñez de Valencia, que comienza con tres palabras tan conocidas de Rubén Darío.

    Fue una tarde entrañable. Entre amigos. Donde también estuvieron presentes aquellos que no podían estar. Unos por no poder desplazarse desde Calatayud, otros porque ya no están entre nosotros. A todos ellos rinde homenaje Elena incluyendo un tercer bloque —como marca el subtítulo del libro: Letras, relatos, poesía—, y lo hace incluyendo en su cuarto libro los textos de los prólogos y epílogos que sus amigos han escrito para sus libros anteriores.

    También estuvieron presentes, aunque no podían estar, el concejal José María Esteve y la alcaldesa Paz Carceller. Tenían un acto en Ontinyent, pero antes de partir dedicaron unos minutos a Elena y recibieron, como premio por su amabilidad: una rosa, un abrazo y el aplauso de los asistentes.

    Entre amigos, ya lo hemos dicho. Por eso Elena insistió en que sus relatos «son retazos de mi vida que os serán familiares porque mi vida es normal». Y agradeció a sus nuevos vecinos la acogida que le han dado, con una mención especial al Club de Historia Puçol: «Lo conocí nada más llegar a Puçol y sigo su trabajo puntualmente. Ya no puedo ir a las visitas, porque tengo que ir por la calle con andador, pero sigo las charlas, las tertulias y las fotos que cuelgan de todos los viajes».

    Como escribe José Carlos en el epílogo: «Su mensaje no deja a nadie indiferente, por ese marcado perfil religioso y por esas dos palabras que siempre aparecen: agradecimiento y perdón».

    Subir