Club Bonsái Puçol: «el bonsái es un arte y un ser vivo que te acompaña el resto de tu vida»

Hasta la llegada de la Covid, el Club Bonsái Puçol tenía la sede en el Mercado Municipal y la actividad que realizaba de cara a los vecinos, para que disfrutaran todos de su trabajo, era una exposición en septiembre, durante las fiestas del pueblo, en el Espai Social dels Majors.

«Con la pandemia eso cambió: por un lado, nos trasladamos al edificio frente al Cuartel de la Guardia Civil, donde compartimos instalaciones con Protección Civil y Cáritas», explica Emilio Jimena, secretario del club. «Por otro, como este espacio es amplio, con zonas al aire libre, nos planteamos realizar un día donde el socio diera a conocer su trabajo y también pudiera participar en un mercadillo con ofertas del mundillo del bonsái, donde no sacas dinero pero te quitas de encima material que a ti ya no te sirve».

El sábado 6 de mayo, el club celebró su segundo Día del Socio en el que además se incluía por tercer año una exposición de primavera, con muestras del trabajo que vienen realizando los socios. Como complemento, un mercadillo abierto a todos los asistentes, tanto por la mañana como por la tarde, con la sana intención de potenciar su práctica cotidiana, que algunos consideran un deporte, otros no saben cómo calificarlo, pero ellos lo tienen claro: «es un arte», asegura Agustín Blesa, presidente del club.

Hoy, el Club Bonsái Puçol cuenta con 30 socios que se reúnen los viernes por la tarde, en la sede del Camí La Mar, para trabajar cada uno en sus árboles, proponer nuevas ideas y escuchar sugerencias sobre las medidas a tomar cuando alguien tiene problemas con algún bonsái.

Además, un sábado al mes realizan un taller formativo con un maestro que viene desde Barcelona para formarles, Gabriel Romero: «llevamos quince años con el mismo maestro y estamos encantados, no tenemos ningún interés en cambiar. De hecho, es uno de los responsables de que en el club no haya rivalidades, sino que los más avanzados ayudan a los menos experimentados».

No sabemos si por transmisión de su maestro, pero lo cierto es que los socios del club tienen claro que el bonsái es una mezcla de jardinería y arte, sobre todo arte, pero con una gran diferencia respecto a otras disciplinas como la pintura o la escultura: «trabajamos con un ser vivo, que sigue creciendo siempre y que te va a acompañar el resto de tu vida. Un cuadro lo acabas y pasas a otro. El bonsái sigue vivo y depende de ti para casi todo, es una gran responsabilidad», aclara Emilio.

Responsabilidad una significativa palabra que habla de la relación entre el socio y su bonsái, pero también de los socios entre sí. Y muestras de responsabilidad son que los socios tengan llave para asistir a trabajar en sus bonsáis cuando tienen un hueco, o que en el patio haya una valla con los bonsáis del club y siempre hay alguien que se ocupa de regarlos y atenderlos o, en definitiva, que los sábados que no tienen al maestro, se reúnen algunos para compartir experiencias con los bonsáis.

Sí, son amantes de la naturaleza, pero, sobre todo, son responsables con ella. Una bella lección en estos tiempos de prisas, rivalidades y otras miserias cotidianas del ser humano.

Si quieres conocer más del Club Bonsái Puçol basta con seguirlo en las redes sociales o acercarse cualquier viernes de 18 a 20.30 horas su sede en el Camí La Mar.