Una cabalgata con 2.000 participantes
Hacer de cada acto un momento mágico, algo que ya se deja entrever en el #PuçolFestotMagic que acompaña las publicaciones e incluso sirve de tÃtulo para la revista de las fiestas. Esa es la clave. De ahà que este año se prescinda por primera vez de premios, más simbólicos que otra cosa, y se apueste por la participación. ¿El resultado? Más de 1.900 inscritos en la cabalgata del 31 de agosto y muchos otros que se suman sin apuntarse para recoger el confeti y los detalles para repartir. Uno de los actos de mayor participación... y todos con ganas de continuar la fiesta disfrazados de madrugada, en la espectacular macro disco Crazy Zoo. Una noche muy, muy larga.
La concentración de participantes se realizó en la avenida Font de Mora, desde donde partió la larguÃsima serpiente multicolor con los festeros a caballo y las festeras en una carroza al inicio, precedidos por los alumnos de las escuelas de danzas, tabal y dolçaina.
Imposible seguir todos los grupos que participan en una cabalgata de este tipo: cuando los últimos aún no habÃan llegado a la avenida Valencia, la cabeza del "pelotón" ya habÃa recorrido la calle Alicante, el Caminás y se habÃa internado en el casco antiguo. Y en todas partes habÃa público esperando pacientemente el paso de los protagonistas.
Con el apoyo de Protección Civil, PolicÃa Local y el personal de Juventud y Fiestas para lograr que todos pudieran exhibir su disfraz dentro de un orden, la cabalgata finalizó en la plaza del PaÃs Valencià ... donde les esperaba un auténtico zoo humano.
Tras recorrer buena parte del casco urbano, los 2.000 participantes en la cabalgata del viernes tenÃan otra cita: la macro disco que se celebraba en la plaza de PaÃs, que además se dividió en dos partes.
La primera estuvo a cargo de Enric Montaner, quien fue el DJ encargado de calentar el ambiente mientras iban llegando las carrozas y los grupos que seguÃan recorriendo las calles de la población.
La segunda parte correspondÃa a la estrella de la noche: Crazy Zoo. Un grupo que se autoproclama como «la animación más salvaje y divertida del momento, en la que se mezclan multitud de estilos musicales y se lanzan cantidad de regalos al público asistente».
Lógicamente, el baile de disfraces acabó a altas horas de la madrugada.