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Antonio José llena la plaza y entusiasma a un público muy joven, en su mayoría femenino

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    Antonio José ha sido este año la gran actuación contratada por los festeros para el 8 de septiembre, el Día de la Patrona. Antes, los festeros tuvieron que participar en la procesión, por lo que su encuentro con el artista —marcado por necesidades de agenda para una hora antes del concierto— tuvieron que hacerlo con el vestuario con el que acompañaron el anda de la Virgen al Pie de la Cruz. Después, una breve cena, un cambio de vestuario y a disfrutar de un concierto que enganchó a un joven público entregado de antemano.

    Es difícil en ocasiones encajar todas las piezas del puzle, estar en la procesión más importante del año, la del 8 de septiembre, Día de la Virgen al Pie de la Cruz, patrona de Puçol, y casi al mismo tiempo poder saludar personalmente a la estrella del concierto que se celebra esa misma noche.

    De ello saben mucho los festeros de este año que, una vez más, tuvieron que hacer uso de ese “saber estar” para salir disparados de la iglesia de los Santos Juanes apenas unos minutos después de cantar el Himne de la Mare de Déu… ¿Destino? El camerino situado en el Espai dels Majors, en la plaza del País Valencià, donde una hora más tarde iba a comenzar el concierto gratuito de Antonio José, la estrella contratada por los festeros para este año.

    Ser los responsables de su contratación tiene sus privilegios, por ejemplo poder hacerse una foto con el artista y que le firme unos autógrafos… si el equipo que le rodea lo permite, porque en ocasiones las medidas de seguridad son tan exageradas que incluso impiden que cuatro niños se sumen entusiasmados a esa sesión de fotos de las nueve parejas de festeros.
    Al final, imperó la cordura y las fotos exprés salieron adelante, eso sí, una hora antes del concierto, en grupo y por parejas, con unos cuantos autógrafos… Y cada mochuelo a su olivo.

    O mejor dicho, Antonio José a prepararse para saltar al escenario; los festeros a cambiar el traje de gala y el vestido de fallera por unas cómodas camisetas y unos informales pantalones cortos con los que disfrutar del concierto a tope y en primera fila…

    Y sí, aunque no acababan de entenderlo algunas de las mozas que habían plantado tiendas de campaña el día anterior al concierto, para garantizarse la primera posición frente al escenario, ser festero y por tanto el que paga el concierto tiene esos privilegios: una foto, un saludo… y el lugar más cercano al escenario.

    El concierto en sí, ajustado a 75 minutos con el repertorio más conocido del artista, entusiasmó a los que estaban delante y en el medio y detrás. En su mayoría adolescentes y sobre todo público femenino.
    Dinámico sobre el escenario, atendiendo a ambos lados, no sólo al centro, pendiente de los móviles, de las palmas, de las manos arriba del público, Antonio José supo cómo mover a su público… aunque no era una tarea difícil: era un público entregado de antemano.

    Eso sí, fue acabar el concierto y salir el autobús disparado, sin posibilidad de más encuentros con vecinos, autógrafos o cualquier otra actividad promocional. Más o menos como los festeros: acabar un acto y salir disparados al siguiente.

    Hablando de disparos: la noche finalizó con un espectacular castillo de fuegos artificiales, gentileza de Vicente Alcácer Yoe y lapirotécnica Lluch, lanzado desde la antigua estación de Renfe, frente a la plaza del País Valencià, lo que permitió que el público no tuviera que moverse para disfrutar de una brillante exhibición pirotécnica.

    Y no tenía que moverse de la plaza porque apenas un minutos después de los fuegos artificiales comenzó la discomóvil… hasta una hora que este cronista no sabe precisar. Debió ser muy, muy temprano.

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