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Primavera, tiempo de prevenir los brotes de legionella

Primavera, tiempo de prevenir los brotes de legionella
  • ¿En qué ambientes y lugares es más común su aparición?

No se diagnostica con facilidad porque sus síntomas son similares a los de otros virus respiratorios: dolor de cabeza, dificultad para respirar, fiebre, escalofríos, tos…

Se conocen casos diagnosticados desde 1947, pero no se bautizó a esta bacteria hasta 1976, cuando, en una convención de legionarios en Filadelfia acabó con una epidemia de origen desconocido.

Así, al elemento causante se le puso el nombre de Legionella Pheumopillia, por dar origen a una neumonía de consecuencias, en principio, no letales. Sí puede ser peligrosa en personas inmunodeprimidas, con problemas pulmonares y ancianos.

El tratamiento es sencillo: la legionella se cura con antibióticos, pero se debe tener cuidado no sólo si se pertenece a los grupos de riesgo mencionados, sino también si se es fumador, alcohólico o si se está en recuperación de un proceso patológico grave.

En este sentido, los ingresados en hospitales son el grupo de mayor riesgo y es, precisamente, en estos centros sanitarios donde la bacteria suele atacar con más virulencia. La solución, una vez más, es prevenir y hacerlo a tiempo. Si bien son necesarias revisiones periódicas durante todo el año es en primavera, antes de la subida de las temperaturas, advierten desde Biblion Ibérica, cuando se hace más necesario poner a punto las instalaciones.

No sólo en hospitales, sino también en otros edificios y lugares en los que la legionella es susceptible de aparecer. Nos referimos a grandes edificios con equipos y climatización, hoteles, centros de oficinas y zonas comunes de comunidades de vecinos.

Todos estos sitios tienen en común la presencia de agua y es que este es el medio natural de la legionella. Procede de hábitats naturales —ríos, lagos, embalses— y encuentra en aguas estancadas la fuente perfecta para propagarse. El líquido ambiente, en humidificadores, torres de ventilación, conductos de aire acondicionado, fuentes y otros debe pasar los 35ºC para que se den las condiciones de infección.

Además, la falta de higiene es el mayor reclamo, explican estos expertos en plagas, para que se desarrolle la bacteria. Sin una limpieza correcta, insisten, no se darán las condiciones óptimas de desinfección y cualquier trabajo al respecto que se haga no tendrá los resultados esperados.

En lugares públicos, como los antes mencionados, hospitales o instalaciones acuáticas deportivas llevará, al menos, un día poner a punto las infraestructuras, con el fin de prevenir la legionella. La inspección debe ser exhaustiva y debe llevarse a cabo en las instalaciones de AFCH (Agua Fría de Consumo Humano), en los depósitos o aljibes y en la red de distribución, así como en los puntos terminales, grifos y duchas. Primero deben realizarse las mediciones correspondientes de cloro, PH y temperatura del agua, y después tomar muestras para su análisis.

Idéntico procedimiento debe realizarse en las instalaciones, acumuladores y red de ACS (Agua Caliente Sanitaria).

Otros puntos que no deben olvidarse son la red del Sistema contra Incendios y las fuentes públicas.

El tratamiento, cuentan desde Biblion, empieza con la eliminación de la suciedad orgánica e inorgánica “adherida a las superficies, eliminando así la biocapa que sirve de reservorio a la legionella. Una limpieza ineficaz puede dejar restos de esta biocapa en
la que queda protegida la bacteria y los gérmenes y así dificultar la acción de los desinfectantes”.

Tras la limpieza, llega la desinfección propiamente dicha, que puede realizarse mediante distintos métodos. Los químicos son, principalmente, el hipoclorito sódico y otros productos anticorrosivos, biodispersantes o biocidas para tratar el agua y su uso dependerá de si el ésta es para consumo humano o no.

El principal inconveniente del hipoclorito, advierten los expertos, es que es corrosivo para tuberías e instalaciones, y así la recomendación es emplear productos alternativos como el peróxido de hidrógeno y el bromo. Este último para piscinas, por ejemplo, nunca para agua potable.

Algunas alternativas a los métodos químicos pueden ser el aumento de temperatura por choque térmico, la radiación ultravioleta y la eliminación de los nutrientes disponibles mediante la selección de materiales que no sean adecuados para el desarrollo de legionella.

Estos trabajos serán útiles también contra son los hongos aspergillus, concretamente contra Aspergillus niger y Aspergillus fumigatus, cuyas esporas, altamente resistentes, pueden propagarse por las salidas del aire. A priori suponen un riego leve, pero resultan particularmente peligrosos para grupos de personas vulnerables con inmunodeficiencias y enfermedades respiratorias previas.

¿Y en casa, puede atacarnos la legionella? Sí, responden desde Biblion Ibérica. Pero es sencillo evitarlo. Basta con limpiar los humidificadores y los filtros de aire acondicionado. Para estos últimos, bastará con hacerlo sólo una vez al año, pero, como ocurre con los edificios públicos, la fecha de puesta a punto es clave. En la primavera, antes de que los termómetros se eleven por encima de los 30ºC, se puede cercar a la legionella.

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