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Pastoral Penitenciaria presta atención telefónica y reparte alimentos a internos en tercer grado que están en sus propias casas con permisos extraordinarios

  • También se envían cartas “de apoyo y esperanza” a los internos de la prisión de Picassent

El Secretariado de Pastoral Penitenciaria (SEPVAL) del Arzobispado de Valencia realiza, desde que comenzó el estado de alarma, seguimiento telefónico, “para conocer su estado de salud y necesidades”, de 38 internos en tercer grado de los pisos de acogida y reinserción que gestiona, que durante el confinamiento permanecen en sus hogares con permisos extraordinarios del Centro de Inserción Social (CIS) de Picassent.

Igualmente, voluntarios de Pastoral Penitenciaria “envían cartas de apoyo y esperanza a los internos del centro penitenciario de Picassent, sabemos de ellos también por sus familias en el exterior, y se sigue ingresando el peculio quincenal de 6 euros, que es un donativo que se les da para necesidades básicas, como llamadas telefónicas”, ha indicado Víctor Aguado, director de SEPVAL.

Los internos en tercer grado, es decir, que han cumplido tres cuartas partes de su condena y están en régimen de semilibertad, “desde que empezó el estado de alarma están en sus propias casas, con sus familias, con permisos concedidos por el CIS que se renuevan cada semana, y desde Pastoral Penitenciaria les llamamos para saber cómo se encuentran, ellos y sus familias, y por si necesitan algo”, ha añadido.

Asimismo, “seguimos recibiendo las raciones de comida preparada que dona, desde hace dos años, la empresa Serunión, y las estamos repartiendo, una vez por semana en sus casas, entre internos que lo necesitan y que residían en los pisos de acogida gestionados por Pastoral Penitenciaria”.

En total se realiza seguimiento telefónico de los 10 jóvenes acogidos en el piso hogar “Padre Jofré”, gestionado en colaboración con el Ministerio del Interior; los 9 usuarios del ´Hogar Scala`, de los Redentoristas; los 6 acogidos en el ´Piso Claver`, gestionado junto con los Jesuitas; y las 13 mujeres en régimen de semilibertad de la casa hogar “Antonia María de la Misericordia”, así como de los 15 jóvenes que acudían al Punto de Orientación Penitenciaria (POP) “y todas las personas vinculadas a SEPVAL, en libertad o libertad condicional”.

“Les llamamos para saber cómo se encuentran porque nos importan”

En el caso de las 13 mujeres de la casa hogar “Antonia María de la Misericordia”, con las que el director de la Pastoral Penitenciaria y su familia convivían hasta que comenzó el estado de alarma, “al igual que en el resto de casos, es mejor que estén en sus casas, cumpliendo las medidas establecidas para toda la población y evitando desplazamientos desde la casa hogar a sus trabajos u hogares, como era lo habitual”, ha explicado.

En general, respecto a todos los internos usuarios de estos pisos de acogida, “se han concedido estos permisos extraordinarios para evitar riesgo de contagio y nuestra labor ahora es llamarles para saber cómo se encuentran, porque nos importa su estado de salud, físico y psicológico”.

Además, “también mantenemos contacto con el centro penitenciario de Picassent, tanto con el equipo de dirección como técnico, y a los internos que conocemos y tenemos localizados en los módulos, los voluntarios les envían cartas de apoyo y esperanza, algo fundamental en esta situación, y nos comunicamos, en algunos casos, con sus familiares en el exterior, que nos tienen al corriente”.

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