La sensibilidad de la música inglesa interpretada por Carlos Mena enamora al público del festival de Peñíscola
El clavecinista Carlos García-Bernalt ofreció una gran interpretación tanto en el acompañamiento como en las piezas que ofreció en solitario
La bellísima voz y la clara dicción del intérprete, su dominio portentoso del fiato -técnica de respiración que ayuda a dominar la regulación del aire- y su expresión muy intimista y melancólica resultaron muy apropiadas para un repertorio condicionado por la música del luteranismo.
Mena ofreció, sobre todo, canciones de amor llenas de ternura con un decir pausado, íntimo y profundo, algo que este gran cantante domina, colgando la voz en el aire, emitiendo desde el agudo con muchos reguladores y descendiendo a los graves con una magnífica afinación.
El contratenor, que había diseñado este programa expresamente para Peñíscola, cumplió su palabra y ofreció una interpretación musical perfectamente sincronizada con los textos, cargada de matices y de delicadeza, y cantó tres himnos de Purcell muy poco difundidos en las salas de conciertos.
Por su parte el clavecinista Carlos García-Bernalt acompañó a la perfección al contratenor, con un sonido claro y limpio en consonancia con el de la voz y también tocó en solitario piezas del ya citado Purcell, así como de Melcior Schildt, que le permitieron mostrar de nuevo su gran capacidad interpretativa.
Tras dos días de pausa, el festival reanuda los conciertos el día 7 con una actuación a cargo del joven Ensemble Estampes.
