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El PSPV-PSOE denunció ayer que el alcalde permitió que las donaciones de sangre que se hicieron el pasado 18 de julio se realizaran en una sala insalubre

El PSPV-PSOE denunció ayer que el alcalde permitió que las donaciones de sangre que se hicieron el pasado 18 de julio se realizaran en una sala insalubre
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    El PSPV-PSOE denunció ayer que el alcalde permitió que las donaciones de sangre que se hicieron el pasado 18 de julio se realizaran en una sala insalubre - (foto 2)

    La portavoz municipal socialista en el Ayuntamiento de Peñíscola, Isabel Esbrí, ha manifestado que al alcalde Andrés Martínez le debería dar vegüenza por lo que ocurrió el pasado 18 de julio cuando con motivo de la visita de una unidad del Centro de Transfusiones de la Comunidad Valenciana, muchos vecinos del pueblo y turistas donaban sangre en la planta baja del sociocultural.

    Según ha explicado, “Peñíscola ofreció una imagen lamentable porque al alcalde no se le ocurrió peor idea que ubicar al equipo sanitario en una sala totalmente insalubre”. Cuenta que “el suelo estaba lleno de manchas de cubalibre y coca-cola, pegajoso, ofreciendo un aspecto muy triste”.

    Esbrí comenta que, el equipo sanitario quedó desagradablemente sorprendido por las nefastas condiciones en las que el alcalde de Peñíscola les hizo trabajar. Y es que, según argumenta, los trabajadores del Centro de Transfusiones se vieron obligados a apoyar parte del material sobre un suelo muy sucio, lo que motivó que mostraran su sorpresa por el hecho de que la sala llevara muchos días sin barrer”.

    Y es que, según describe la portavoz socialista, el catálogo de suciedad que preparó el alcalde para recibir a los representantes del Centro de Transfusiones y a los donantes resultó de lo más completo, porque quienes allí donaron tuvieron muchos minutos para comprobar la existencia de varias cucarachas muertas por el suelo”.

    Según Esbrí, resulta inaudito el desprecio del alcalde por los donantes y el personal sanitario, “ya que decidió que las donaciones se hicieran en pleno mes de julio en una sala sin apenas aire acondiconado, hasta la que, por cierto, llegaba un ruido infernal generado por un aparato que se encontraba en las inmediaciones de ese lugar”.

    Después de tan lamentable espectáculo, Esbrí pide a Andrés Martínez “que se ponga las pilas, que trabaje un poquito y que cuando vuelva el equipo del Centro de Transfusiones en agosto, lo ubique en una sala que esté perfectamente acondicionada y barrida. En una sala en la que haya aire acondicionado, porque “todo el mundo sabe, menos Andrés Martínez, que con el calor suele bajar la tensión y que cuando una bajada de este tipo se produce en una jornada de mucho calor, existe el riesgo de que, tras la donación, al incorporarse, el donante pueda sufrir un desmayo”.

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