Flyboard o la aventura de volar sobre el mar
Es el deporte de moda en las islas Baleares y parece que está empezando a calar en Peñíscola
Adrenalina a borbotones es la que sienten los intrépidos que deciden probar las sensaciones del flyboard y es que esta actividad es lo más parecido a volar sobre el mar
Este es el segundo año que el flyboard forma parte de la oferta de actividades náuticas ofrecido por la Estación Náutica Benicarló-Peñíscola y cada día son más las personas que deciden aficionarse a esta práctica
Aseguran los aficionados a este deporte que “es una sensación inexplicable en la que parece que estés volando”. De hecho, esta sensación es a priori y para muchos un motivo de reparo a la hora de probar, “creen que es mucho más difícil de lo que es”. Y por extraño que parezca, eso suele pasar más entre hombres que mujeres, ya que “acostumbran a ser ellas las más valientes, mientras que son los hombres los que más comúnmente deciden quedarse en tierra”, indica Ismael Barata, gerente de Ismajet, empresa organizadora de la actividad. “Ayer mismo, vino una pareja. Él se quedó en tierra y ella se subió”
“La gente sale alucinada”, y es que pocos llegan a imaginar que con la única fuerza propulsora del agua se pueden alcanzar esas alturas. Esta actividad, que es una de las más demandadas en os principales destino turísticos, “se lleva a cabo a 200 metros de los bañistas, cuenta con una manguera de 12 metros respecto al fly. La altura máxima a la que se puede elevar es de 8 metros, aunque ésta sólo se recomienda para los profesionales, ya que a los principiantes no se les suelta más de 4 metros”, apuntan.
Perfil de usuarios
El flyboard no tiene edad ni nacionalidad y los usuarios tienen entre 16 y 55 años. “Normalmente se trata de gente que ya practica esquí y snowboard, por lo que esto les resulta ya muy fácil, dado que el manejo de la tabla es muy similar y cuando ya tienes el manejo del equilibrio todo resulta muy sencillo”, apunta Barata.
Requisitos
Para poder practicar el flyboard, sin embargo, es necesario tener más de 18 años o bien 16 con un consentimiento de un adulto. Aseguran los que lo practican que aunque se ha presentado siempre como un deporte de alto riesgo realmente no lo es tanto porque “siempre hay un monitor presente y hasta que realmente el usuario no domina la técnica no se le suelta”, además “se le gradúa la altura para impedir que pueda sucederle ningún tipo de incidente”.
