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Lorenzo Ramírez expone en Peñíscola ‘Pintando a la música’

Lorenzo Ramírez expone en Peñíscola ‘Pintando a la música’
  • La exposición recorre desde noviembre toda la geografía castellonense

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El pintor Lorenzo Ramírez sigue recorriendo la provincia de Castellón con su exposición ‘Pintando a la música’ que presentó el pasado mes de noviembre en la capital de La Plana, coincidiendo con la festividad de Santa Cecilia. Desde entonces esta serie ha viajado por Nules, Onda, La Vilavella, la Vall d’Uixó, Benafigos, Bernicarló y Torreblanca. Su próxima parada será este viernes en la capilla del castillo templario de Peñíscola. Desde allí tomará rumbo a Borriol y Vilafamés a partir de septiembre. El proyecto, que conjuga sus dos inclinaciones, la pintura y la música, consiste como él mismo afirma en “traducir los sonidos en una superficie plana a través de los colores y las formas y hacerlo sobre la esencia”. La inauguración tendrá lugar este viernes 10 de agosto a las 12.00 horas y se podrá visitar durante todo el mes.

Para este proyecto artístico Lorenzo ha contado con numerosas colaboraciones de personalidades destacadas de la cultura y las letras castellonenses. Las doce obras que conforman la serie están acompañadas de textos de Antonio J. Gascó, Henri Bouché, Joan Feliu, Patricia Mir, Fina Lidón Montañés, Ximo Górriz, Vicente Cornelles y Eric Gras.

La exposición incluye una serie dedicada a ‘Las cuatro estaciones’ (1726) de Antonio Vivaldi. La primavera como explosión de vida; el otoño de ocres y oros que recrean la fruta madura y la recolección de la cosecha con un delicioso baile de uvas; el verano la sensualidad, el amor y el calor mediterráneos y, por último, el invierno de frío y tormenta que se levanta sobre un lago helado donde la lluvia forma un remolino. Lorenzo Ramírez escoge también dos obras contemporáneas que Beltrán Moner y F. Colás dedicaron a José Enrique Bouché. La primera es ‘Suite Cordobesa’ (1996) que Ramírez transforma en un fuste de violonchelo reconvertido en cuerpo de gitana con sus faldas juguetonas. La segunda, ‘Caminos de leche y miel’ (1998) para violonchelo narra el momento de convivencia de las tres culturas del Sur de España, la sefardí, la árabe y la cristiana. A Lorenzo el tema le sugiere una vela, elemento gráfico de la fe, con varios prendidos y un poso negro que todas comparten. La trágica pieza ‘Trio nº 2, en mi menor, op. 67’ (1944) de Shostakovich abordará el dolor por el amigo fallecido en el holocausto donde como afirma Gascó “llueve hierro”.

‘El Cant dels Ocells’ hará volar las pinceladas sobre una tierra fértil; ‘Rotllo i Canya’ de José García es el inconfundible homenaje a Castellón; ‘El Danubio Azul’ (1867) de Strauss acompasa el color al ritmo del vals y la ‘Sinfonía nº 9’ (1824) de Beethoven armoniza en equilibrio todos los sonidos en un juego elegante de blancos y azules. Finalmente ‘Para Elisa’, también de Beethoven, plantea al pintor el reto de crear la obra con un pincel plano grueso de tonalidades rosas en un ejercicio de habilidad.

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