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Rosa Ballester: «Sin sensibilidad hacia el paciente, no se puede ser un buen sanitario»

Rosa Ballester: «Sin sensibilidad hacia el paciente, no se puede ser un buen sanitario»
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    Los catedráticos de Historia de la Ciencia de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Rosa Ballester y Enrique Perdiguero, han coincidido en la necesidad de una formación en herramientas comunicativas para el personal medicosanitario con el propósito de promover la empatía y la comprensión en la relación de los profesionales con los pacientes, pero son conscientes que aspectos culturales, sociales y de la propia organización sanitaria la hacen complicada.

    En la primera de las conferencias, «Compasión, filantropía y humanitarismo sanitario contemporáneo en clave histórica» la académica numeraria de la Real Academia de Medicina y Ciencias Afines de la Comunidad Valenciana, Rosa Ballester, ha realizado un recorrido histórico por las diferentes etapas del humanitarismo, que empezaría con el movimiento de la Ilustración, que promueve una ética de la compasión hacia los otros que se manifiesta en la creación de instituciones de la Beneficencia, la Declaración de los Derechos de los Hombres, la abolición de la esclavitud o la preocupación por la alta tasa de mortaldat infantil.

    A continuación, se suceden dos épocas de humanismo imperialista y neohumanitarismo, a comienzos del siglo XX, donde se produciría el nacimiento de la Cruz Roja, la Declaración de los Derechos del Niño o el despertar de la conciencia colectiva, consecuencia de los momentos bélicos. En esta segunda etapa, pero ya, a partir de 1945, se crearían las Naciones Unidas y las agencias vinculadas a ella, como la OMS, FAO o UNICEF y se realizaría un programa mundial contra el hambre a 1960 o la I Conferencia Internacional a finales de la década de los sesenta.

    Por último, se llegaría a la época actual llamada globalización con el final del Apartheid, la caída del Muro de Berlín o lo Proyecto Esfera con unas normas mínimas necesarias para aligerar el sufrimiento humano. En esta etapa, aparecerían nuevas filantropías que permiten conocer las opiniones de las personas beneficiarias de las iniciativas humanitarias. Ballester ha ejemplificado su exposición con un estudio de campo relacionado a la evolución y tratamiento de la poliomielitis en España.

    La catedrática emérita ha asegurado que «sin sensibilidad hacia el paciente, no se puede ser un buen sanitario» y ha reivindicado una evaluación general del paciente para mejorar en su tratamiento y la necesidad de aumentar la promoción de la salud, para minimizar las enfermedades.

    En la conferencia «Cultura profesional versus cultura profana: la relación médico-paciente desde la antropología médica» el catedrático Enrique Perdiguero ha asegurado que «existe una falta de formación en comunicación entre los profesionales medicosanitarios, porque no se ofrecen las herramientas necesarias para establecer una buena comunicación y no todo el mundo las tiene», aunque ha destacado que las asociaciones vinculadas a la medicina familiar si que disponen de formación específica en este campo para este colectivo.

    Perdiguero ha indicado que el personal medicosanitario es más un «profesional de la enfermedad que de la salud» y que existen muchos aspectos sociales y culturales  que impiden que se produzca una comunicación empática y eficaz entre sanitario y paciente, como el modelo médico hegemónico, donde no hay espacio por los aspectos sociales, históricos o espirituales. El profesor también ha llamado la atención por el actual modelo sanitario, donde hace me falta planes de prevención, o la mercantilización de la salud.

    Por último, el catedrático de Historia de la Ciencia ha explicado los términos illness, disease y sickness y la relación con ellos. Perdiguero ha indicado que se está perdiendo la experiencia de la enfermedad o dolor (illness) porque tomamos pronto un medicamento para evitarlo desde edades muchos tempranas; o que lo peor de una enfermedad es la incertidumbre y no poder etiquetarla (disease) y el tratamiento  o la posición que ocupa el enfermo dentro de la sociedad (sickness), que, en ocasiones, no va unida a las dos primeras porque no se conoce una solución o alivio.

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