El catedrático Fernando Vallespín afirma que la crisis conduce a una neomodernidad que refuerza los estados y los antiguos valores

El catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid y articulista de diarios como El País ha destacado que la actual crisis económica está acelerando el cambio a una nueva forma de entender la política y la sociedad que él denomina neomodernidad ya que representa una vuelta a ideas propias de la modernidad como la hegemonía del Estado y a valores como orden, seguridad, igualdad, autoridad y responsabilidad individual. El que fuera director del Centro de Investigaciones Sociológicas ha realizado estas reflexiones en el marco del curso de verano de la Universitat Jaume I “Crisis, what crisis? Un cambio político para el siglo XXI” que se celebra hasta el 10 de julio de 2009 en el Hotel Orange de Benicàssim.

En opinión de Vallespín, la crisis “va a poner fin a algunos de los rasgos clásicos de la postmodernidad en la que todavía vivimos”. En el terreno de la política, el catedrático señala que se está volviendo a la centralidad del Estado propia de la modernidad y que en la postmodernidad había perdido relevancia “ya que el territorio perdía fuerza ante la globalización, llegándose a considerár que el Estado era una institución caduca” que se veía relegada por unidades de gobierno supranacionales. La crisis ha puesto de manifiesto, por ejemplo, “la dificultad de establecer políticas europeas al tratar cada país de proteger a los suyos”. Ante la actual situación el Estado, según el catedrático, está recuperando su función “protectora y de distribución de la riqueza”. Así, la fuente del conflicto político vuelve a ser en gran medida la distribución de la riqueza, dejándose de lado los conflictos culturales e identitarios (creencias, nacionalismos, etc.) que habían marcado las últimas décadas.

Los valores también se ven afectados por la crisis, según ha señalado Vallespín, quien afirma que existe una vuelta a los “valores densos, como el orden, la seguridad, la solidaridad, frente a los denominados valores ligeros del individualismo y la autoexpresividad marcados por un relativismo cultural en el que cada uno adaptaba los valores a sus conveniencias”. En el terreno de las ideologías, el catedrático señala que la sociedad se dirige “hacia un modelo que yo llamo conservacionismo ya que se ha roto la idea del progreso de avanzar hacia un futuro mejor, al ver el futuro como una amenaza - por el cambio climático, la inseguridad ante la crisis.... – por lo que hay una tendencia a querer conservar lo que tenemos”.

A nivel económico, Vallespín ha resaltado que la postmodernidad ha estado marcada por el desarrollo de las nuevas tecnologías que han supuesto una verdadera revolución al globalizar tanto el comercio como la producción. En el ámbito cultural, la sociedad moderna planteaba una cultura universal impulsada desde la razón, mientras que la postmodernidad ha traído la hegemonía de la multiculturalida unida a una industria cultural de masas, una heterogeneidad que el catedrático considera que se mantendrá en un futuro.