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La catedrática López de Arenosa lamenta que a la hora de enseñar «olvidamos que el niño ya sabe música»

La catedrática López de Arenosa lamenta que a la hora de enseñar «olvidamos que el niño ya sabe música»
    La catedrática numeraria de Solfeo y Teoría de la Música del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, Encarnación López de Arenosa, ha desmontado el tópico de que la enseñanza de música sea creativa, lamentando que habitualmente se olvide que los niños «saben mucha música y lo que nosotros debemos hacer es aflorarla». La catedrática ha participado hoy miércoles 20 de junio de 2011 en la tercera jornada del curso de verano de la Universitat Jaume I «Creatividad y expresión musical».

    Para López de Arenosa, no tiene sentido empezar a explicar cuestiones como los nombres de las notas y su colocación en el pentagrama si el niño no puede relacionarlo con lo que sabe. “Como en el lenguaje, primero han de tener una comprensión del lenguaje y del habla y cuando esto esté adquirido ya vendrá el interés por conocer la escritura”, ha explicado. La profesora considera que “las armonías, las cadencias, aquello que escuchan los niños está dejando unos sedimentos en la estructura cerebral que es lo que permite crear el lenguaje sonoro”. La propuesta de López de Arenosa pasa por hacer aflorar este lenguaje pasando de las sensaciones a la intuición y luego a la práctica para finalmente llegar a la conceptualización.

    “Cuando hablamos de enseñanzas artísticas lo solemos asociar a creatividad pero cuando vemos la realidad nos encontramos con un conductismo rabioso en el mundo de las artes, en general la música ha sido una enseñanza dogmática y de repetición”, ha señalado López de Arenosa. Sin embargo destaca que “la educación no es adiestramiento” y afirma que “la creatividad en la enseñanza de la música pasa por llegar a la música por la comprensión de su lenguaje a través del oído”.

    La especialista en enseñanza musical para niños ha defendido que “no nos damos cuenta de la capacidad de discriminación tan enorme que tiene el oído de los niños, mucho antes de que tengan discriminación visual”. No obstante, señala que se les forma desde bebés en la discriminación visual, “les hablamos de formas, colores, pero nos olvidamos generalmente de los sonidos, no les hablamos a los bebés de si un sonido es áspero o suave”.

     

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