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Anna Lluch defiende la necesidad de ampliar las investigaciones sobre los tratamientos dirigidos

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    La Universitat Jaume I ha celebrado hoy el acto de apertura del curso 2018-2019 de la Escuela de Doctorado, la investidura de los nuevos doctores y doctoras y la investidura del grado de doctora honoris causa a la doctora Anna Lluch Hernández, catedrática de Medicina de la Universitat de València y jefa de servicio de Hematología y Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Valencia. La rectora de la UJI, Eva Alcón, ha presidido el acto junto a la consellera de Sanidad, Ana Barceló. 

    Vicent Montalt, profesor de Traducción e Interpretación, director del Máster en Traducción Médico-sanitaria, y miembro del grupo de investigación GENTT, ha sido el encargado de pronunciar la laudatio de la doctora Lluch, bajo el título «La Dra. Anna Lluch: la medicina humanizada». Montalt ha afirmado que «podríamos investir a la doctora Lluch como doctora honoris causa por mil motivos. Pero el que queremos destacar hoy aquí es el valor de la palabra, sobre todo la palabra en la interacción con la paciente. Esta vertiente es la que da sentido a nuestra colaboración con la doctora Lluch, en quien, como profesionales e investigadores en el ámbito de la traducción y la comunicación, vemos una guía y un modelo a seguir».

    El profesor de la UJI ha hecho un resumen de los numerosos méritos académicos y profesionales de Anna Lluch, quien destaca por su actividad clínica (son más de 14.000 las mujeres a las que ha atendido en su consulta); e investigadora, ha publicado más de 240 trabajos científicos hasta octubre de 2018. También ha explicado que la doctora Lluch se ha convertido en una voz pública con presencia en los medios de comunicación, puesto que tiene una gran capacidad de divulgar el conocimiento biomédico, de generar confianza en la ciencia, y esperanza y alegría en las pacientes y familiares, y de reivindicar una salud pública de calidad y una investigación al servicio de las pacientes.

    Para finalizar, ha afirmado que «la trayectoria clínica, investigadora y docente de Anna Lluch es buena prueba de los valores que representa: el altruismo; el compromiso y la dedicación; la comunicación terapéutica de calidad en el tratamiento de la persona; la bondad, generosidad y solidaridad; la excelencia, el rigor, el entusiasmo y la pasión en el terreno de la investigación; la defensa de la sanidad pública y universal de calidad; el empoderament de las mujeres y la igualdad de género; la colaboración y proyección internacionales, y el arraigo en el territorio y a las personas concretas. En definitiva, la humanización de la medicina y la capacidad que tiene Anna Lluch para abrirnos los ojos e ilusionarnos a todos para trabajar por una medicina cada vez más humanizada y más centrada en las personas».

    Nuevas fronteras en la investigación del cáncer

    Por su parte, Anna Lluch ha centrado su intervención, «Nuevas fronteras en la investigación del cáncer: terapias personalizadas o de precisión», en los nuevos retos en el tratamiento y la investigación del cáncer, «uno de los problemas de salud más graves en el mundo desarrollado, que incide, de forma especial, en los grupos humanos más desfavorecidos». «Las cifras son desalentadoras: casi diez millones de personas mueren de cáncer cada año en el mundo: una de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres serán diagnosticados de cáncer a lo largo de su vida, y en los países occidentales, el cáncer ya ha superado a la enfermedad cardiovascular como causa más frecuente de muerte». Lluch ha explicado que el incremento de la incidencia del cáncer no se tiene que asociar únicamente a cambios en la estructura de edad de la población, sino también a la influencia de otros factores ambientales, como la contaminación atmosférica y los carcinógenos ocupacionales, así como los relacionados con los hábitos de vida, como el consumo de tabaco y alcohol, el tipo de dieta o la actividad física.

    A pesar de estos datos, la profesora ha querido destacar que durante los últimos veinte años ha habido un progreso real en la comprensión y en el manejo del tratamiento del cáncer. Desde el comienzo de los años noventa, a pesar del continuo incremento de casos, la frecuencia de las muertes causadas por el cáncer ha disminuido a un ritmo medio del 0,7% anual. Este progreso ha llevado a cifras globales de curación próximas al 60%. «En todo caso, a pesar de que ha habido un progreso real, es clara la necesidad de avanzar hacia un objetivo final, que no puede ser otro que prevenir y curar todas las formas de cáncer», ha indicado.

    En este sentido, Anna Lluch ha explicado que «comprender el origen genético del cáncer ha facilitado el desarrollo de nuevos tratamientos dirigidos que han supuesto un avance muy importante en la oncología, a pesar de que sabemos muy poco todavía sobre su funcionamiento». Por eso, ha reivindicado la necesidad de apostar por dos nuevas líneas de investigación con objeto de mejorar la eficacia de estos tratamientos: identificar los grupos de pacientes con más probabilidad de éxito en el tratamiento y evaluar los mecanismos moleculares que determinan resistencia primaria ante estos agentes; y tratar de comprender el motivo por el que los tumores, que inicialmente son sensibles al tratamiento, acaban por desarrollar una resistencia.

    Para optimizar los tratamientos e implementar la investigación clínica para trasladar a los pacientes sus beneficios, la doctora ha indicado que hay que llevar a cabo una serie de actuaciones: la sanidad pública tiene que poner los medios necesarios para que el coste farmacéutico no sea la excusa que posibilite la existencia de discriminaciones entre los pacientes; hay que dar un decidido apoyo a los equipos de investigación multidisciplinarios, formados por expertos de las diferentes áreas, para potenciar la individualización de los tratamientos, y con unidades de investigación clínica translacionales para conseguir, de verdad, una investigación aplicada. Finalmente, la doctora honoris causa ha defendido que «los tratamientos que se aplican a los enfermos tienen que ir precedidos de una información correcta y veraz, que es la única manera de respetar sus derechos y su dignidad. El paciente debe poder decidir con total autonomía, sin presiones y con suficiente conocimiento, para salvaguardar sus derechos y su dignidad como persona».

    Discurso de la rectora

    El acto ha finalizado con la intervención de la rectora de la UJI, Eva Alcón, que ha felicitado a la nueva doctora honoris causa y ha afirmado que «todos los miembros de la comunidad universitaria de la Jaume I nos sentimos hoy especialmente honrados de que la doctora Lluch forme parte de nuestro proyecto colectivo, puesto que representa la fuerza de la curiosidad, la voluntad para buscar nuevos caminos y, sobre todo, el trabajo constante, absoluto, inagotable. Todos ellos son elementos imprescindibles pe a llevar a cabo un trabajo de investigación con éxito».

    Eva Alcón ha explicado que «la fuerza que tiene la comunicación de Anna Lluch es terapéutica. Con esta comunicación has roto muros de dolor que parecían infranqueables. Durante años el cáncer ha sido un tabú, un término que se equiparaba a la muerte, y tú has convertido esa palabra maldita en un vocablo con el que podemos convivir. El cáncer es una enfermedad grave, pero ahora es una enfermedad a la que podemos mirar a la cara, que podemos asumir como una enfermedad crónica y, incluso, a la que podemos sobrevivir». La rectora ha añadido que esto, en gran parte, es «mérito de tu trabajo y de tu esfuerzo desde hace más de 35 años en la Universitat de València, en el Hospital Clínico de Valencia y en la unidad de investigación en biología del cáncer de mama del INCLIVA».

    Escuela de Doctorado

    La directora de la Escuela de Doctorado, Mercé Correa, ha hecho balance de la actividad de este centro y ha explicado que este curso hay 185 alumnos de doctorado matriculados, de los cuales un 20% son de fuera de España, y ha indicado que el curso pasado se leyeron 98 tesis doctorales. En este sentido, la rectora ha valorado la labor que está desarrollando la escuela, «el centro más joven de nuestra universidad, que todavía no ha cumplido cinco años de existencia y es ya una cantera consolidada donde se forman cada año los futuros investigadores e investigadoras».

    Para finalizar, Eva Alcón ha explicado que «cada año, las universidades españolas graduamos a cerca de 10.900 personas con el título de doctor o doctora, una cifra que nos sitúa como el octavo país del mundo por número de egresados con el máximo nivel de formación. Es una cifra bastante positiva, pero todavía tenemos camino para mejorar». En este sentido, ha defendido la necesidad de «impulsar la inserción laboral de los doctores e investigadores en el sector empresarial privado si queremos que la Universidad pueda transferir su conocimiento a la sociedad de una manera rápida y eficiente. Y aquí las empresas también tienen una oportunidad de mejora. Es necesario que el empresariado cree nuevos puestos de trabajo vinculados con la innovación, que abra nuevas ventanas para incorporar la investigación como parte de su trabajo productivo». 

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