Dos estudiantes logran mejorar la seguridad en una calle del casco urbano aplicando pintura vial experimental
Se trata de un proyecto piloto que representará a España en un concurso a nivel europeo
El reto de dicho estudio es ralentizar la velocidad de los vehículos sin recurrir a ningún tipo de obstáculo físico como bandas sonoras, y siempre a coste prácticamente cero. En el caso de Alberto Sanz y Rosana Ferreras, estudiantes del master de Transporte, Territorio y Urbanismo de la Universidad Politécnica, lo han conseguido recurriendo únicamente a pintura vial que provoca un estrechamiento visual pero no real de la calzada, este proyecto ha permitido reducir en 10 Kilómetros hora la velocidad máxima de los vehículos que transitan por dicha calle. Otro objetivo era conseguir incrementar el porcentaje de coches que frenan en los pasos de peatones cuando un viandante se dispone a cruzar. Para ello se han dispuesto en la proximidad de dichos puntos señales longitudinales que aumentan de amplitud según se aproxima el vehículo al paso de peatones. Dicha medida ha permitido incrementar del 42% al 52% el porcentaje de vehículos que se detienen completamente para dejar paso al peatón.
Para tener datos reales de la influencia de estas señales, se midieron un total de 150 vehículos antes y después de señalizar con pintura. Los vehículos se evaluaron siempre en idénticas circunstancias, tratándose de automóviles que circulaban “libres”, sin ningún otro coche circulando delante o detrás, entre las 10 y 12 horas de la mañana del mismo día de la semana. Respecto a los pasos de peatones siempre se colocó una misma persona en idéntica posición, con intención de pasar y mirando fijamente al conductor.
Alberto Sanz comenta que el proyecto ha logrado cumplir al menos dos de los retos que se planteaba, pues se ha demostrado efectivo para reducir la velocidad máxima de los vehículos y mejorar la seguridad en los pasos de peatones. Sanz considera que el proyecto es “exportable” a toda vía urbana conflictiva de cualquier municipio. Los estudiantes quisieron agradecer expresamente al Ayuntamiento de Paterna su colaboración para desarrollar el proyecto, así como al profesor de la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica, Jordi Esparza, por su asesoramiento.