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Siete pasajeros continúan ingresados con pronóstico grave o muy grave

    Siete de los pasajeros que viajaban ayer en el autobús accidentado en la AP-7 a la altura de Oropesa y en el que fallecieron ocho personas continúan ingresadas con pronóstico grave o muy grave, según ha informado hoy el conseller de Sanidad, Manuel Cervera.

    Cuatro de estos pasajeros permanecen en el Hospital General de Castellón, tres de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos, mientras que los otros tres heridos graves se encuentran hospitalizados en la unidad de reanimación de La Fe de Valencia.

    Los heridos de carácter grave son cinco adultos y dos niños, según ha precisado Cervera tras la inauguración de las nuevas instalaciones de Ambulancia CSA.

    Además, otros cuatro pasajeros continúan ingresados en el Hospital Provincial de Castellón por crisis de ansiedad y politraumatismos, aunque su estado no es grave.

    El conseller de Sanidad ha dado el pésame a los familiares de los fallecidos y ha recordado que siete de las víctimas murieron en el lugar del accidente, mientras que la octava pudo ser reanimada por los medios sanitarios desplazados hasta allí pero falleció al ser ingresada en el Hospital General de Castellón.

    El vicepresidente de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana, José Miguel Rebollo, ha explicado que la Generalitat solicitó su ayuda para aportar asistencia psicológica a los familiares de las víctimas del siniestro, así como la presencia de intérpretes, por lo que fueron desplazados cuatro psicólogos y tres traductores.

    La mayoría de pasajeros del autobús siniestrado son de nacionalidad magrebí y se dirigían a sus residencias en Tarragona y Barcelona.

    Familiares y amigos de las víctimas han acudido esta mañana al Instituto de Medicina Legal de Castellón, donde se está procediendo al reconocimiento de los cadáveres y practicando las autopsias.

    "Ha pasado la noche repitiendo qué va a contarle a su hijo si le pregunta por su madre", ha señalado el amigo de una de las víctimas.

    Además, fuentes de Cruz Roja han señalado que algunos familiares deberán dar muestras de su ADN debido al mal estado en el que se encuentran varios de los cadáveres.

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