El IVACOR restaura dos imágenes de la Semana Santa de Orihuela
Se trata de ‘San Pedro y Jesús del paso del Lavatorio’ y ‘San Pedro arrepentido’
La restauración llevada a cabo en una de las imágenes más emblemáticas de la Semana Santa Oriholana como es el San Pedro arrepentido de la Real Archicofradía y Mayordomía de Nuestra Señora del Pilar y Real Cofradía de El Lavatorio.
Esta congregación de caballeros, cuyo origen se remonta al siglo XV, encontró su época de mayor esplendor en el siglo XVIII, pues fue en este momento cuando se encargaron diversas obras de arte a afamados artistas que enriquecerían el rico patrimonio oriholano.
Uno de los más destacados fue el escultor murciano Francisco Salzillo y Alcaraz (Murcia, 21 de mayo de 1707 - Murcia, 2 de marzo de 1783), que realizó esta imagen en 1759 según cuentan diversas fuentes. Su padre, Nicolás Salzillo, era un escultor italiano, procedente de Capua, afincado en Murcia, a cuya muerte su hijo Francisco se hizo cargo del taller familiar junto a sus hermanos. Pronto su fama trascendió las fronteras murcianas realizando multitud de encargos para iglesias y conventos de la provincia de Murcia y otras limítrofes como Alicante, Albacete y Almería.
Este artista, considerado como el más representativo imaginero del siglo XVIII español supo desde planteamientos barrocos adentrarse en la estética escultórica rococó y neoclásica, dedicando exclusivamente su producción a la imaginería religiosa, como se aprecia en este paso, que representa el episodio de la negación de Pedro, cuyo planteamiento estético e iconográfico recuerda la imagen de San Pedro de los pasos procesionales murcianos de El Prendimiento y la Oración en el Huerto de la Iglesia de Jesús en Murcia.
El primer paso en la intervención, fue una limpieza superficial para eliminar la acumulación de suciedad ambiental y el polvo acumulado. Tras este primer paso, se eliminaron de la pieza todos los añadidos que no eran originales. La obra había sido intervenida multitud de veces, y aunque la hechura era la misma, nada tenia que ver lo actual con lo original.
En el siguiente paso se eliminaron los repintes y estucos añadidos, para ello se utilizaron soluciones tanto químicas como físicas. Se tuvo que hacer un largo proceso de consolidación de la madera y un refuerzo de la misma, para pasar al último paso la reintegración volumétrica y pictórica, primero con pigmentos al agua y entonándolo posteriormente con pigmentos al barniz.Para finalizar se aplicó un barniz protector.
Paso procesional de El Lavatorio
La obra pertenece a la Real Archicofradía y Mayordomía de Nuestra Señora del Pilar y Real Cofradía de El Lavatorio, ésta parece ser se remonta al siglo XV, cuando una congregación de caballeros funda, promovidos por San Vicente Ferrer, la congregación de Nuestra Señora del Pilar contra el pecado mortal.
Después de diversos avatares, es ya en el siglo XVIII cuando esta agrupación gremial, encuentra su mayor ostentación. Son pues encargadas diversas obras de arte que formarían un rico elenco patrimonial, para la Semana Santa Oriolana. Entre ellas este conjunto escultórico de El Lavatorio. Encargado en 1758, al ya reconocido escultor murciano Francisco Salzillo.
Época de esplendor del que recientemente había sido nom-brado escultor oficial del Concejo de Murcia, en el llamado Siglo de Oro del Barroco Murciano. La composición la forman los dos personajes claves del pasaje bíblico, en el que Jesús se levanta en la que sería su última cena, y ciñéndose una toalla a la cintura, coge una jofaina y se pone a lavarles los pies a sus discípulos. Al llegar a Pedro este increpa la aparente bajeza del Maestro y Jesús insiste en su muestra de servicio, con lo que Pedro asiente de buen grado el ejemplo del Salvador (Jn 13,1-15).
De un barroquismo eminente, las imágenes presentan,un Jesús arrodillado con los brazos abiertos que alza la mirada hacia su discípulo, como sorprendido por la actitud de Pedro. Éste, sentado, tiene la cabeza agachada mirando a Cristo, los brazos semiflexionados hacia arriba y la pierna derecha ligeramente levantada del suelo.
El primer paso en la intervención, fue una limpieza superficial para eliminar la acumulación de suciedad ambiental y el polvo acumulado. Seguidamente se extrajeron de la obra todos los pernos metálicos ajenos y herrajes pertinentes, para una posterior sustitución con materiales más idóneos, sin peligro de corrosión.
En el siguiente paso se llevó a cabo la limpieza general, eliminación de barnices oxidados, repintes y estucos añadidos, para ello se utilizaron soluciones tanto químicas como físicas. Se reintegró el volumen y las lagunas pictóricas, primero con pigmentos al agua y entonándolo posteriormente con pigmentos al barniz. Como protección final se aplicó un barniz utilizando el pulverizador.
