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Por Ángel Padilla
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ELECTRIC BANG: "Get me high". Cantos de guerra, y de amor... [Reseña]

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    ELECTRIC BANG: "Get me high". Cantos de guerra, y de amor... [Reseña]- (foto 1)
    ELECTRIC BANG: "Get me high". Cantos de guerra, y de amor... [Reseña]- (foto 2)
    ELECTRIC BANG: "Get me high". Cantos de guerra, y de amor... [Reseña]- (foto 3)

    Ya había oído un par de canciones de los Electric Bang, una, la que el grupo colgó en las redes para mostrarse, que me pareció sublime, y otra de extranjis -me la pasó la cantante, Xandra-, que me flipó, el mejor rock, además con novedades estructurales y conceptuales, fresco y a la vez tan duro y directo, macarra, subversibo y alegre a pesar de todo, como siempre ha de ser el rock.

    Es cuando he escuchado el EP completo "Get me high" cuando he dicho "Wau" y quedé atónito.

    Golpeado, noqueado, respondidos todos mis ruegos -llevaba ya tiempo preguntando a colegas en las redes si en el rock no se hacía algo distinto, algo poderoso de verdad que beba de la raíz y que se integre en nuestro hoy con la esencia originaria y a un tiempo con una voz y sonidos únicos, un aluvión que te tumbe como un tren a toda pastilla, el alma, al pasar por ti.

    Eso hizo conmigo esta banda con su EP "Get me high". Y por ello, esperanzado de nuevo con lo bueno humano de mis vecinos de planeta, deseo expresar algunas cosas sobre el que considero el mejor disco de rock que he escuchado en muchos años. Lo evoco, evoco todo lo que se escucha en esas maravillas de canciones, y se me alegra, ilumina por entero, el alma.

    VISIÓN:

    De pronto, en mitad de esta pandemia covid mundial que a los humanos nos tiene sumidos en la desesperación, paralizado todo, en medio de Madrid todos los tráficos se detienen, en las grandes arterias urbanas, tapón absoluto (¿¡qué cojones!?) frente al shock de la visión que se perfila en el cielo madrileño: hay el busto de un hombre tan grande como siete nubes juntas, como cien nubes juntas!, con aspecto de americano de los cincuenta. Es... Alan Freed. Sin nubes de lluvia, un trueno estalla desde el centro al resto del estado y allende los mares, es Alan gritando rocoso, alegre, extenso: "Rock and roll", "¡Rock and roll!"

    De los balcones, de las terrazas, en las calles se arremolinan como ovillos dorados las multitudes, como si ya no hubiera pandemia, el antiapocalipsis, la salvación! Un otro mundo! Todos mirando al cielo y la imagen de Alan Fredd -en vida, antes de ser mito, fue un disc-jockey estadounidense que pasó a ser reconocido internacionalmente por promocionar música rhythm & blues afroamericana en radios de los Estados Unidos y de Europa bajo el nombre de rock and roll- se agranda, se coloca la mano en el oído (ese gesto de ¿qué escucho?), mirando a la gente, sonriente, el padre del rock, desde el otro lado, llegando para salvarnos, al menos para darnos una hoja de la llegada del gran árbol (el otro día de la pandemia, el mañana al fin recuperado, sueña, sueña...). "¿Qué escucho?", dice claramente con su gesto.

    Desde abajo, todos gritamos:

    ¡Electric Bang! ¡Electric Bang! ¡Electric Bang! ¡Electric...!

    Y un vehículo largo como un músculo de caballo con cuatro músicos graves y listos va llegando desde lo lejos con altas banderas blancas y de fuego para traernos de nuevo la gran música.

    INTRO A LA RESEÑA DE "GET ME HIGH" : ALGO SOBRE LA GRAN MÚSICA DE TODO NUESTRO TIEMPO

    Julie MacDonald, pintora, escultora y amiga de Charlie Parker, relata la historia que este le contó sobre los sucesos que acaecieron y que desembocaron en el internamiento de Parker en el Centro Psiquiátrico Camarillo (el saxofonista era adicto a distintas sustancias, entre ellas la heroína): “Charlie estaba hospedado en un hotel frío y húmedo del centro de Los Ángeles y un día se quedó dormido en la cama con un cigarrillo encendido y casi provoca un incendio. Otro día bajó al vestíbulo para realizar una llamada telefónica en calzoncillos. El recepcionista, al verlo, le exigió que tornase a su habitación, Parker hizo caso. Pero volvió a bajar con un abrigo sobre los hombros y en calzoncillos. Desde recepción le volvieron a recibir a gritos y apareció la policía, que se lo llevó detenido y de ahí a Camarillo”. A Charlie Parker "bird" le imputaron los cargos de exhibición indecente, resistencia al arresto y sospecha de incendio. A estos se le añadió en última instancia el de locura.

    ¿Reconocemos el gran legado de nuestros músicos? ¿Sus heróicos esfuerzos? ¿Somos agradecidos  o sólo indulgentes realmente con el regalo que nos entregan, como brujos del bien que bajan cada tanto de las estrellas y se abren de la raíz, de lo más profundo de nuestra sangre?

    Víctor Jara sabía que era objetivo de los militares después del golpe de estado encabezado por Pinochet contra Salvador Allende, pero siguió su vida normalmente, cantando entre niños que lo rodeaban felices, y creando letras altas como viento. El 11 de septiembre de 1973, en el momento que se produjo el golpe, Víctor Jara estaba en la Universidad y allí lo detuvieron para llevarlo al Estadio de Chile, que los golpistas habían convertido en un centro de internamento. Bajo la custodia del teniente Barrientos fue interrogado y brutalmente torturado por su condición de comunista y haber colaborado con el gobierno de Allende. Lo sometieron durante cuatro días a torturas, le rompieron los dedos de las manos a culatazos, para que no pudiera tocar más; tenia el cuerpo lleno de quemaduras de cigarrillos, fingieron simulacros de fusilamientos. Su cadáver, más tarde, fue hallado con 44 impactos de bala, una treintena de lesiones óseas causadas por golpes y objetos además de las balas. Mientras estuvo retenido en el Estadio, el 15 de septiembre, antes de terminar de hacerse Canto vivo en el pueblo, Víctor Jara escribió un último poema titulado "Somos cinco mil".

    Wendy O. Williams supo toda su vida que no moriría en forma "natural". Dinamitaba autos, partía guitarras con una sierra, destrozaba televisores, simulaba sexo y felaciones en el escenario semidesnuda al mando de una banda intermedia entre punk y metal. Wendy se adelantó a su tiempo y así también decidió cuándo irse. El 6 de abril de 1998 fue hallada sin vida en el bosque de Storrs (Connecticut). Se había suicidado disparándose a la cabeza, 48 años de edad, después de dar de comer a animales salvajes, como solía hacer de habitual: en la zona se vieron cáscaras de nueces sobre una roca.

    "Esa es la Roca dentro de nuestras venas" ("that’s the Rock inside our veins"), reza el tema "Explosión eléctrica" ("Electrig Bang"), canción quinta del "Get me high" que representa los ideales del grupo, la fuerza arrolladora de nuestro interior comunal e individual, que desatada nos hace indomables y fuertes nuevamente, siempre.

    Electric Xandra, la front girl de la banda, en conversación sobre el sentido del disco, después de mi primera escucha en la que quedé Ko, me explica el sentido de la portada del CD, donde se ven hileras de hexágonos, con citas numéricas frente a un fondo azul fulguroso como de implosión austral, que "son estructuras moleculares de drogas". "Una metáfora de lo que queremos proyectar con nuestra música, el efecto de las drogas pero sin ellas, esto es, una alegría sana muy expansiva", una maquinaria maldita y benéfica que nos entre en la sangre y nos alce titanes.

    La música y cantante madrileña me explicó lo duro que es ser músico, pero que hay que sobreponerse a todo, porque la música vale todos los esfuerzos, hacerla y compartirla con los demás. Hablamos del club de los 27, de lo triste que genios tan grandes se hubieran marchado tan jóvenes y tan tormentosamente.

    Se entiende así -espero- la introducción a esta reseña, en la que hablo de la música, con la excusa de nombrar a éste o aquel de nuestros más queridos sosias de alma. Sin música no viviríamos. La música pone bandas sonoras a nuestras vidas, es toda la verdad. "Get me high", de Electric Bang, ya forma parte de mi vida, debo escuchar ese milagro musical muchas veces más, es una maravilla, es un gran milagro.

    ALGO QUE QUIERE SER RESEÑA PERO SÓLO ES UN HALLELUJAH

    Que "Get me high" me ha partido. Que me ha hecho sentir que internamente lloraba y gritaba de felicidad a un tiempo mientras lo escuchaba. Que me ha horrorizado (de lo bello), vello de punta. Que me ha hipnotizado para siempre (de su perfección, de lo redondo, además de lo novedoso de sus canciones y sus construcciones, de su frescura). Que me parece uno de los álbumes de rock más importantes y brillantes de todos los tiempos, juro que a mis 50 años y habiendo escuchado música para vivir y en escucha atenta -como quien estudia meticulosamente el mecanismo de una novela- toda la vida, es cosa seria.

    Diría la obviedad de que es el mejor album de rock del año, pero no conozco todo lo que se ha editado -o creado-.

    Entonces me conformo con decir que es uno de los trabajos músicales que más me ha impresionado por su brillantez, entereza y novedad, en muchos años. Muchos.

    Podría hablar de artistas musicales contemporáneos que me parecen relevantes e imprescindibles, como el genio completo Txus Bixquert, como los enormes -ellos en el metal extremo- SynlakrosS, como la cantautora heavy y rockera Rocío Ro, los hay tantos, y tan inmensos, que escapa de esta reseña enunciar a todos, además sería injusto porque me dejaría alguno o alguna seguro. Pero hablo de rock and roll, de hard, y en este plano: Electric Bang : Lo más bestia y gigante; esa cosa que nos golpea para bien cada muchos años, y que vienen como si nada, tan sobrados, tan humildes, rompiendo el cuadrilátero como un Mohamed Alí, pero que con nadie se quieren medir sino con ellos mismos y arribarnos como un barco, El Alegría.

    Conozco el rock, conozco el heavy metal, el hard rock. He entrevistado a bandas (o a componentes de ellas) como Santa, Barón Rojo, SynlakrosS, Badana, Sinestress, Lujuria, a músicos emergentes o consolidados, muy brillantes como Irene Zugaza, Silvia Gers, pasando por los gamberros -y geniales- Gigatrón, por los míticos Azrael, Sylvania...

    He entrado como topo en la mente de músicos contemporáneos -soy artista, vivo en el arte, genero arte a diario- y he disfrutado todas las vertientes del rock, principalmente el heavy, durante treinta años.

    Sin embargo, siempre me han causado gracia aquellos críticos, catedráticos con la cabeza hacia arriba digna que despiezan tal o cual cuadro de Velázquez o, mira, el Ulises de Joyce, y se largan con tecnicismos a explicar a los demás cosas que para nada hacen falta a los que con su mero corazón palpitando fuerte sienten ante la obra de arte, cuyo único diálogo es entre el artista y el receptor. Flaubert abominaba de los críticos. Decía que, en todo caso, si debía existir tal oficio debía ser abordado por artistas o nada. Recuerdo la anécdota que cuenta un editor de Cernuda, donde en una carta el poeta sevillano se lamentaba de que dos críticos distintos habían publicado reseñas sobre sus "Donde habite el olvido" y no sólo se contradecían en sus interpretaciones de la obra, sino que no habían dado una a derechas en su significado.

    ALGO SOBRE DE QUÉ VAN LAS CANCIONES DEL "GET ME HIGH"

    Recomiendo correr a por ese primer EP de Electric Bang a quien me lee porque será pronto un incunable [puedes hacerte con él, a tan sólo 5 € entrando en su página face: https://www.facebook.com/electricbangofficial y haciendo clic en el botón WhatsApp]. Es posible, según me comenta la banda, que al tiempo incorporen junto a las cinco canciones que componen el album, cuatro más que tienen en grabación -o ya cerradas y grabadas- y que aventuran arden, rugen, corren y aúllan entre las arboledas de la historia moderna ya, con el mismo aliento intenso y salvador de las que, por ahora, constituyen el "Get me high".

    Esto me contó Xandra sobre los temas:

    "Know I Now" habla del amor a los hijos, lo que se siente cuando eres madre o padre.

    "Save my soul", del lado oscuro que todos poseemos o la vida, del pozo negro al que cada uno de nosotros hemos caído en algún momento de nuestras vidas, verte en un túnel sin salida, de esa lucha interna, de sacar fuerzas de donde no las hay para "salvar nuestro alma" o sucumbir, de eso habla la canción. De salvar el alma, por supuesto.

    "Get me high", un tema muy personal de Xandra, en él describe cómo se pasa de la parálisis de odiar al hombre (debido a experiencias sentimentales muy dolorosas de la artista), pasar del total desamor, tener la esperanza perdida de que realmente exista el amor, un amor sano -ella pensaba que nunca podría volver a enamorarse y confiar-; pero al fin, el amor, sí, con el hombre que vive ya dos años, cristalizó. ¿All rigth, baby? Nunca digas nunca jamás.

    "When I Play -explica la cantante- trata de lo que sentimos cuando tocamos, en este tema se vierten todos nuestros sentimientos y nuestro amor hacia la música."

    "Electric Bang" es, como dijimos antes, el himno de la banda, su cántico battle song.

    Musicalmente el disco es soberbio, grandioso, perfecto (si es que la perfección vale para definir al arte). Cada tema es una nueva tralla que te deja en shock, pensando ¡qué buenos! ¡por dios, qué buenos!

    Creo que haría un spoiler si intentase desgranar canción a canción, en cuanto a estructura musical, por otro lado no es cosa que interese, pues como dije antes, la visión del asunto la ha de afrontar el oyente.

    Sólo diré que en las canciones aparecen solos de guitarra que parecen hechos rozando con nuestro costado de hierro el paso rápido de Dios, parece que chirría pero no llega a ello (vamos, el guitarrista hace lo que le da la gana), riffs que van sobrados de intención, dureza, belleza, las guitarras hablan, he escuchado hasta un solo de cristales, lo juro, "un solo de cristal", pensé, qué bello...; te mantienen los músicos y la vocalista en todo momento las tripas apretadas con un puño de hierro. Guitarreo que va y viene, guitarras que quedan algo atrás de la batería, sólo un poco, para desconcertar, como en el jazz, las entradas vibrantes a cada momento en las canciones de la cantante son fantasmagóricamente bellas, naturales como el paso de un pájaro en el cielo, triunfantes como un traqueteo de ejércitos tornando de las Victorias. Suenan después de puentes dolorosos, esperando el estribillo de rodillas, cánticos entre tribales y rockeros, voces no reconocibles en sus mezclas pero que sustancian un resultado espectacular, hasta bongos se oyen en una de las canciones más tralleras y auténticas del album. Hay la balada, que no podía faltar, pero ni ésta es como lo es previsible para una balada. Es que es un himno. Una sucesión de himnos rockeros -todo el trabajo-, que atraviesan tus oídos, tu pecho, tu vida, tu casa, es que no deja de atronar como un tren viejo y alto que araña el cielo a su descontrolado paso en estampida, banderas, yo veo banderas, al escuchar las canciones, imagino que sirven -tales temazos-para banda sonora de películas de cruzados, tanto como, por su alegría de inicio de batalla (entiéndase el término en todos sus sentidos), para una película de experiencias vitales de algunas jóvenes que comienzan a echar carretera como Jack Kerouac describió en su obra "En el camino". Esas músicas que en las películas suenan, maravillosas y poderosas de hard rock cuando alguien dentro de un chevrolet amarillo enciende la radio, ahí aparecen los Bang, porque son muy cinematográficos. ¿Por qué digo eso? Tiempo al tiempo. No hacen sólo música, a mí me parece una auténtica joya el rosario de canciones como banda sonora incluso para el cine, y sea del tema que sea, porque las bondades de esta banda se podrían resumir en que contentan a los rockeros de siempre, a quien le guste la buena música, incluso a los heavys como yo, que me flipan, me tocan los centros (como se diría en el flamenco) que me toca un Judas Priest, un Ozzy Osbourne o una Leonor Marchesi con su brutal y divino "Templario", cuando revolucionó el heavy español desde la banda Santa.

    Para terminar -por ahora, porque quiero entrevistarlos un poco más adelante, si me permiten el lujo-, espero que los críticos musicales concuerden conmigo y que pase pronto esta pandemia que al mundo de la música lo ha sumido en una parálisis (en cuanto a actuaciones) espantosa, y esta banda pueda comerse el mundo, porque han nacido para ello.

    "Es como una tormenta electrificando tu sangre, corriendo a través de ti y te hace aullar", me asombra esta traducción de una parte de la quinta canción, porque cuando escuché por primera vez el disco anoté -como aviso para navegantes a la hora de lanzar esta reseña que toca a su fin-, esto:

    "Te cogen de la sangre, te estiran la sangre y hacen de tu alma cuanto quieren con sus canciones."

    [Extracto del "Save my soul:]

    "I need to leave the darkness

    that’s embedded on my heart

    I must do something on my own

    It won’t be easy I’m stronger

    but the sorrow’s hard

    I won’t give up and save my soul."

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