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Por J. P. Enrique
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Un modelo de gestión que no lo es

    Estamos ante una gestión tan calamitosa que no la salva la propaganda, repitiendo falsedades, ni un milagro de San Cucufato.

    Me refiero a Madrid, la Comunidad más rica de España, la que ha suprimido el Impuesto de Sucesiones y baja y se dispone a seguir bajando los otros impuestos. La de los hospitales privatizados y las residencias de mayores entregadas sin control para que alienígenas, de no sabe  dónde, las utilicen para ganar dinero de la forma que se puede ganar: personal en precario al que se exige trabajar hasta el límite, recortes en la calidad de la comida, falta de personal especializado, ausencia de medicalización, etc.

    Madrid, con Ayuso como presidenta, -dijo Pablo Casado- es “el modelo de gestión que vamos a aplicar en España cuando gobernemos”. Una frase que me recuerda a la que dijo Rajoy dirigiéndose a  Francisco Camps rodeado de Cotino, Fabra y un largo etcétera de personajes en los que el ex dirigente popular se fijó para después decirse a sí mismo una frase que captaron los micrófonos: ¡joder que tropa!

    Vayamos a los datos de Madrid, y esos datos dicen que ha sido el principal foco de coronavirus en España. Allí se ha registrado el mayor número de muertos (15.000). Allí, con los hospitales privados dando vacaciones al personal sanitario, se ha producido el mayor colapso en urgencias. Allí sigue habiendo el mayor número de infectados. Allí, siendo la Comunidad más rica de España (20.000 MM de presupuesto), se han despedido sanitarios y han recortado en Sanidad. Solo, IFEMA, convertida en hospital, tras el caos organizativo inicial, ha servido para que el colapso no fuera total.

    ¿Y cual está siendo la gestión? La gestión se ha convertido en una muy alta exposición mediática de Ayuso con mucha foto y mucho discurso contradictorio, echando siempre balones fuera, como si las competencias en sanidad fueran de otros y convirtiendo su cargo en ariete de confrontación,  repitiendo una y otra vez 8-M, Venezuela, Cuba, social-comunismo y Pablo Iglesias, mientras utiliza los muertos para lanzarlos contra el Gobierno. Una gestión en la que el  Parlamento, con los meses que lleva Ayuso en el cargo,  no ha sido capaz de aprobar ni una sola ley.

    Ayuso, en su locuacidad, ha denunciado la falta de material sanitario y ha denunciado los envíos de tests defectuosos. Cuando ella se ha puesto manos a la obra el primer avión que debía llegar en 24 horas, según anunció, ha tardado diez días en llegar y los test adquiridos han resultado ser poco fiables. Ella puede y lo ha hecho, denunciar al Gobierno por los tests defectuosos, pero no puede denunciarse a sí misma por el mismo hecho.

    Ayuso no acudió a una Conferencia de Presidentes porque prefería  hacerse una foto con el avión que venía de China y, en otra conferencia, también de presidentes, pidió intervenir ella la primera porque tenía que ir a misa en la Almudena. Intervino y se marchó.

    Ayuso en el confinamiento pretendió marcarse el tanto de haber sido la primera en pedirlo el 5 de marzo, cuando Yolanda Fuentes, su directora general de Salud Pública ahora dimitida,  mandó una orden para restringir las visitas a los centros de día y a las residencias de ancianos. La realidad es que, tras esa orden, su gobierno dijo “Es un error. Sólo es un documento de trabajo. No hay fecha de aplicación”

    Ahora, en la desescalada, ha pretendido ser la primera a pesar de los informes demoledores  de su Directora de Salud Pública que hablan de falta de EPIS, de  plazas de Ucis, de personal y de carencia de un sistema de información epidemiológica.

    Ayuso tiene en su curriculum espectáculos mediáticos  como el del cierre de IFEMA, en un acto multitudinario con reparto de bocadillos de calamares. También figura en su haber la decisión de alimentar a los niños sin recursos con menús nada saludables a base de telepizza y coca-cola. También de negarles plátanos regalados pro Canarias.

    Ayuso ha callado sobre lo sucedido en sus propias residencias de ancianos y no dio cifras de los muertos en la de Montehermoso, totalmente fuera de control. Hoy las cifras se diluyen en datos generales.

    Su valedor, Casado la pone como ejemplo, pero más allá de las palabras, estamos ante una gestión tan calamitosa en la Comunidad de Madrid que no la salva la propaganda, ni un milagro de San Cucufato.

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